TQtue la Gala de los Premios Ceres ha puesto a Mérida, nuevamente, en el epicentro del panorama nacional es una cuestión totalmente palpable que algunos y algunas, por su cerrazón, o por diversas cuestiones que, quizás, no vienen al caso, se empeñan en empañar cada año con motivo de su celebración.

Y siento tomar una postura cateta y localista. Pero a un servidor también le hierve la sangre cuando escucha reivindicaciones demagógicas que toman como excusa el costo de una ceremonia que, es un hecho, sirve de una promoción impresionante para Mérida y, por ende, para Extremadura.

Los emeritenses y los amantes del Festival de Teatro hemos vivido años en los que nos costaba mirar de frente, y a la cara, a un certamen que moría ante la inoperancia de responsables políticos y directores que, más que de calidad, tiraban de presupuesto. Un Festival que agonizaba en 2011 con un déficit de calidad y presupuestario que lo dejó en barcarrota con una deuda de 773.223 euros que, también, podían haberse destinado a paliar situaciones delicadas de nuestra comunidad. Por aquel entonces nadie chillaba por un despilfarro por el que sus responsables tendrán que rendir cuentas ante la justicia el próximo otoño.

Tampoco nadie chilló en 2006 cuando el Festival arrastraba un déficit de 300.000 euros. Pero el arte de la demagogia es tal que, cuando la cosa comienza a funcionar, cuando comienza a sonar la caja con resultados más que positivos se ataca a uno de los actos que más validan su promoción, los Ceres. Olvidan los críticos que el pasado año, el Festival arrojó un superávit de 449.000 euros que se entregaron a la caja de la Junta de Extremadura... sí, esa de donde sale el dinero de los Ceres. Y habrá que esperar a este lunes para conocer los datos de este año que, según Cimarro, serán muy superiores.

Por lo tanto, que se dejen de rasgar las vestiduras y no vendan gato por liebre. Mérida y Extremadura están muy por encima de los demagogos que quieren seguir vendiendo la Extremadura de Puertourraco y eso que, algunos de los que criticaban el derroche, esa misma noche, perseguían el plato de jamón por todo el Peristilo.