El ayuntamiento está dispuesto a cerrar al tráfico de vehículos las calles San José y Berzocana, como así lo han solicitado algunos comerciantes y vecinos. Pero ello implica introducir varias modificaciones en la circulación de la zona. La más importante sería la reapertura al paso de vehículos del tramo de la calle Sagasta entre las calles San José y Dávalos Altamirano, en el que se encuentra el monumento del Foro Romano.

El concejal de Tráfico, José Fernández, citó ayer a una reunión a los vecinos y a los comerciantes para trasladarles una propuesta de cómo se regularía, por un lado, el acceso de los autorizados a sus negocios y garajes, además de las labores de carga y descarga. Y por otro la necesaria reapertura al tráfico del citado tramo de la calle Sagasta. Según Fernández, se han mantenido diferentes contactos con la Asociación de Comerciantes de Mérida para abordar esta cuestión.

El objetivo de esta reunión, según Fernández, es que la decisión que finalmente se adopte cuente con el máximo consenso de todas las partes implicadas.

Según ha podido saber este diario el planteamiento inicial, a falta de los ajustes que puedan introducirse, contempla la emisión de unas tarjetas que autoricen a los vecinos y comerciantes a entrar en las calles San José y Berzocana, excluyendo al resto. Para ello deberán facilitar a la policía local sus datos personales y los de sus vehículos.

En cuanto a la carga y descarga, que también deberán ser autorizados por la policía local, se realizará entre las ocho y las doce de la mañana. A partir de esa hora los establecimientos podrán instalar veladores en la vía. Lo haría de la misma forma que se está haciendo en la calle Castelar, en el que son los propietarios los encargados de colocar una valla. Las mesas y las sillas quedarán perfectamente recogidos cuando cierre el local.

En cuanto a la reapertura de la calle Sagasta, el tránsito se limitaría a 20 kilómetros hora, con lo que los peatones siempre tendrán preferencia sobre los vehículos. Además se instalarían bandas reductoras, pero colocadas intercaladas, de tal forma que ninguna de ellas ocupe todo el ancho que permite la vía, lo que provocaría dificultades a carritos de bebé y, sobre todo, a personas que se desplacen en silla de ruedas.