De Dinamarca a Mérida. Corrían las Navidades del año 2012 cuando el padre de una niña prematura, nacida por cesárea de emergencia, decidió escribirle un correo electrónico a una bloguera y tejedora danesa para explicarle que las enfermeras le habían recomendado para su bebé un pulpito de croché. Al parecer, los tentáculos del pulpo servirían para recordarle al neonato el cordón umbilical de su madre y la tejedora no dudó en tejer un pulpito terapéutico y lo envió al hospital danés. Este sería el primero de otros 168 pulpitos que llegaron al área de Neonatología del centro hospitalario y así surgió The Danish Octo Project, un movimiento solidario de tejedoras que abastece a 17 hospitales de Dinamarca y Groenlandia desde 2013.

Con permiso de los fundadores daneses, el proyecto Pulpitos Solidarios (Octopus for a preemie) coordina a nivel nacional el desarrollo de esta iniciativa solidaria que ya se está llevando a cabo en varios hospitales del país. En el Hospital de Mérida, la asociación de padres con hijos prematuros ‘Nacer antes de tiempo’ ha sido la encargada de gestionar los pulpitos para entregarlos al departamento de Neonatología. Su presidente, Lorenzo Plana, explica cómo hace unos tres meses, y a raíz de tener conocimiento de esta iniciativa, decidieron ponerla en práctica en el hospital emeritense. Para ello, se pusieron en contacto con el personal de Neonatología, a quienes les pareció una idea muy buena. De hecho, la jefa de Enfermería fue la primera en confeccionar un pulpito y a los pocos días se lo entregó a los padres de la única niña prematura que estaba ingresada en ese momento.

La asociación recibe los pulpitos a través del correo ordinario procedentes de particulares, colectivos y talleres de costura de varias localidades de la comarca de Mérida. Hasta la fecha tienen en torno a 40 pulpitos de croché, pero solo se ha entregado uno porque no han ingresado más bebés prematuros. «Nosotros guardamos los pulpitos y el personal de Enfermería nos avisa cuando vuelva a llegar un prematuro», apunta Plana. Según los estudios, la labor terapéutica de estos peluches es tranquilizar a los prematuros, mejorar su respiración y su tasa de oxígeno en sangre mientras están en la incubadora. «Lo que ocurre con los prematuros, y lo digo por propia experiencia, es que agarran las vías y tiran de ellas. Tener el pulpito les ayuda también a que se agarren a los tentáculos y se enganchen menos a las vías», sostiene Plana. Cabe señalar que la asociación ‘Nacer antes de tiempo’ se constituyó a finales del pasado año con el fin de desarrollar actividades relacionadas con los bebés prematuros para poder orientar a sus padres.

«Contactar con otros padres es muy beneficioso porque le aportas la experiencia que has tenido y eso tranquiliza mucho», subraya el presidente del colectivo que integra a unas 30 familias. En este sentido, Plana quiere destacar que un niño prematuro «no nace a priori con ningún problema de salud. La gente te mira raro cuando ve que has tenido un hijo prematuro porque piensan que está enfermo, pero en su mayoría son niños que nacen sanos».