Mérida crece muy lentamente. Las causas habría que buscarlas en la inconsistencia de las apuestas institucionales por fortalecer su papel referente. Y hay un peligro que hipoteca las expectativas de crecimiento. Son las centrales térmicas de ciclo combinado que pretenden instalarse en los alrededores de Mérida, con el silencio injustificable de las instituciones.

Una sola central térmica, será un factor disuasorio para vivir en Mérida. Puede parecer simplista esta consideración, pero la sensibilidad medioambiental incidirá negativamente. Podríamos vislumbrar un rechazo amplio a la aceptación capitalina de Mérida, con una amenaza en sus cercanías que, incluso psicológicamente, amenazaría la salubridad de un colectivo humano tan potente.

No es verdad que las centrales de ciclo combinado sean inocuas. Simplemente emiten algo más de la mitad que las equivalentes de fueloil y eso es un gran riesgo potencial para la salud de la población cercana.

Por otra parte, la lluvia ácida sobre los mármoles del patrimonio sería un factor degradante irreversible sobre un sector (el cultural turístico) en el que Mérida tiene una de las apuestas más claras en su futuro económico.

Por ello le insto (al alcalde Angel Calle) a que formule las acciones de rechazo a este tipo de instalación peligrosas, en las cercanías de la capital autonómica.

Lo hago con la creencia absoluta en lo que argumento, en la defensa de esta ciudad irrepetible y con la fuerza moral que pudiera otorgarme el haberla servicio como alcalde.