El alcalde de Badajoz, Miguel Celdrán, no puede pasar una temporada normal sin salirse de madre. Ya se salió. El solito. Sin empujarlo nadie. Decir que la autovía de Badajoz a Cáceres perjudicaría a Mérida y que la causa de no hacerse es por el mandato de Juan Carlos Rodríguez Ibarra, presidente de la Junta de Extremadura, es no saber lo que se dice.

Soy pacense. Y me siento muy orgulloso de ello. Me encantaría que hicieran la autovía de Badajoz a Cáceres, y los que actualmente viajan irían mejor, con más seguridad y rescatando tiempo al tiempo. Y ya está Miguel. No se perjudica a Mérida porque ya tiene dos carreteras nacionales: la N-630 y la N-V, que una es autovía y la otra será en breve. Es un nudo de comunicaciones que nadie puede eliminar, y menos con premeditación y alevosía.

Lo que puede perjudicar a Mérida son los organismos oficiales que según ley deberían estar en esta ciudad, sin embargo siguen en Badajoz, como la Delegación del Gobierno o la Comandancia de la Guardia Civil.

Mi querido Miguel, personalmente me encantaría que mañana mismo se empezaran las obras de esa autovía y con esa misma seguridad y convencimiento de que no se perjudica a Mérida; lo que perjudica a esta ciudad y a esta región son manifestaciones de este tipo que entorpecen la convivencia entre los ciudadanos de ambas ciudades que no tienen por que estar alejados, y deberíamos ayudarnos mutuamente para sacar a flote esta región. Sois los políticos, los mayores responsables de que pueda ser una realidad. Dejemos declaraciones intempestivas y realicemos una Extremadura juntos, incluida la autovía que una las dos capitales provinciales que no entorpecen a la capital regional de Extremadura. Has puesto al alcalde de Mérida Pedro Acedo en un buen aprieto, y eso a un compañero de partido no se hace.