Los refranes suelen tener su filosofía, aunque algunas veces se contradicen: En abril aguas mil; todas las aguas de abril caben en un barril. Hay un dicho en nuestra ciudad que siempre se acierta: cuando la sierra de San Serván se pone la toca, Mérida como una sopa. Y otro muy parecido, cuando la sierra de san Serván se pone la capa, Mérida se empapa.

Ocurrió ayer. Nos empapamos y más de uno se puso como una sopa. No falla. Nunca. Esta sierra al este de Mérida, cuya cima que vemos pertenece a nuestro término y el otro lado al pueblo de Arroyo de San Serván, que tiene antenas de todo tipo, es el mejor termómetro.

La zona alta de Nueva Ciudad recogió tal cantidad de agua que más de una calle parecía un río, algunas viviendas se inundaron y los imbornales dieron otra vez el disgusto a la ciudadanía. Los romanos hicieron tan extraordinariamente la conducción de las aguas que jamás se inundó la ciudad por un chaparróm, pero eso eran los romanos. Vinieron los visigodos y después los árabes y comenzaron a cambiar los procedimientos de recogida y salida de las aguas. Y con la reconquista y los tiempos modernos, el asfalto, las tuberías y los imbornales nos demostraron que hay que poner la ciudad en otro sentido para que por un buen chaparrón no veamos la ciudad con peligro de inundaciones.