La ronda por el paseo perimetral continúa. Hemos pasado el puesto de socorro de la Cruz Roja, ya comentamos que no se ha inaugurado después de más de una década.

El paseo sigue, se interrumpe por el chiringuito de Alfonso y nuevamente tienes que entrar en carretera, aunque pocos metros, los suficientes para que, en días de mucho tráfico, sea peligroso. Tomamos el puente del arroyo Las Adelfas, por donde más agua entra en el lago y la recibe de toda la finca Royanejos y sus limítrofes en un canal construido por los romanos, se encuentra en perfecto estado, tiene varios kilómetros de longitud. Un lugar precioso y que hay que visitar y recorrer.

Vienen los lamentos. Diez farolas sin plafones, perfectamente arrancadas. Un buen tramo sin luz. El mantenimiento le corresponde al ayuntamiento emeritense y es por lo tanto el responsable de esta falta. Los gamberros han hecho su agosto, porque después de pasar el arroyo Las Pardillas encuentras farolas rotas, arrancadas, en el suelo, con el peligro de tener los cables arrastrando, plafones rotos y una demostración de una zona completamente descuidada.

Entre estas farolas, que sientes vergüenza, te encuentras con la ermita de San Isidro que es propiedad de la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente. Sus consejeros, antes Eugenio Alvarez y ahora José Luis Quintana, están deseando entregarlo al ayuntamiento y éste a su vez cedérsela a la Hermandad de Labradores y Ganaderos. Pedro Acedo, alcalde de la ciudad, dice que ha escrito para su cesión pero en la consejería dicen que no han recibido ningún escrito. La hermandad podía pedirlo formalmente y provocar una reunión con el consejero para decidir en consecuencia, lo que no se puede permitir ninguna ciudad es tener un lugar abandonado, y en esta zona ya hay dos, que sólo sirve de morada de gamberros.