La rotura de una tubería general en la madrugada de ayer, en el inicio del puente Nuevo, provocó numerosos atascos y retenciones en la circulación a primeras horas de la mañana en la zona centro de la ciudad.

La avería se produjo frente a la iglesia del colegio de las Escolapias, en la misma zona donde han ocurrido al menos otras tres roturas de tuberías, y provocó una gran pérdida de agua que inundó el puente Nuevo y arrastró suelo que fue a parar a la calle Anas, hasta hacerla intransitable por el barro acumulado.

Tanto el puente Nuevo como la calle Anas quedaron cortadas al tráfico lo que colapsó el centro, llegando los atascos y las retenciones hasta el puente Lusitania y calle Almendralejo y en especial la plaza de El Rastro, la calle Graciano y la calle Oviedo.

NORMALIDAD

La circulación no se normalizó hasta las diez de la mañana cuando la Policía Local decidió abrir el puente al tráfico e inhabilitar un tramo de carril del puente, ya que el agua levantó el asfalto y no se podrá reponer hasta el martes, según manifestó el concejal de Obras, Manuel Gámez.

En cuanto a la avería, ocurrió a las 3.30 de la madrugada y fue debido a que en la tubería, de 30 años de antigüedad y de fibrocemento, se habían formado bolsas de aire que hicieron estallarla por la presión. Gámez indicó que este punto es conflictivo porque al ser el tramo del puente horizontal las tuberías no tienen caída, lo que facilita la formación de estas bolsas de aire.

La avería apenas afectó al suministro de agua, sólo hubo un corte de 15 minutos, ya que se puso en marcha una tubería alternativa que discurre paralela a la dañada.

Gámez explicó que Aqualia, empresa concesionaria del servicio, tiene previsto, dentro del plan de mejoras, la creación de una nueva red en la zona del puente Lusitania para asegurar el abastecimiento en caso de averia en el puente Nuevo y mejorar la presión en la zona norte de la ciudad; construir una subestación en la barriada de la Paz y sustituir, poco a poco, los 200 kilómetros de tuberías de fibrocemento que, con una antigüedad de 30 años, hay en la ciudad por otras de fundición, que "son mucho más resistentes".