Mérida

La recopilación de bares y tascas ha sido posible gracias a la prensa emeritense y revistas de feria, sin dejar la tradición oral que hemos solicitado a Valeriano Prida y su amigo Francisco Rivero Vaca Vaquita , y a Luis Donoso Hurtado.

Los lugares más concurridos eran la calle El Puente, la plaza del Rastro, que ya hemos comentado el pasado domingo y en la calle Félix Valverde se encontraban Casa Curro, Juanito Rivero, Serafín, Briz, Antillano, El Nido y Mora. Hoy sólo queda el Briz y el Antillano.

En la zona de El Barrio: Casa El Cojo, Los Ríos, El Aguila, La Rafaela, La Visi, El Cordobés, Hermene, la Pepi, Casa Manolo y La Faraona.

Una de las tertulias vitivinícolas más concurridas estaba en la calle San José y en frente el bar La Peña. En la calle Suárez Somonte, se la conoce también como calle Nueva, uno de los lugares más concurridos y de mejor vino era Casa el Ceja, con aceitunas machadas y rayadas; Casa Claudio, la bodega la tenía en la calle Calvario; La Panadera y Las Cañas. Cerca, en la Travesía de Pizarro, se ubicaban Las Tres Cubas y Manos Puercas. En la calle Oviedo, La Cuesta. En la Avenida de Extremadura, El Botero. En Santa Lucía, La Alegría y El Guardia. En la travesía de la Rambla, Los Porrones, donde se servía medio de litro de vino y patatas fritas. En Marquesa de Pinares estaban Casa Guillén y Gama. En la calle Brudo, Boquiqui. En la plaza de Santa María, el Bar Plata de Pedro Falcón, daban bailes y celebraban bodas, bautizos, los gitanos lo utilizaban en su feria de octubre. Muy cerca, en la calle Castellar, los bares más conocidos eran el Padre Mollete; La Muralla de Juan Blázquez, actualmente regenta el bar España en la plaza; Bar Castelar, Casa Juan Mora; y en la travesía de San Salvador, El Rincón de la Victoria y La Abuela.

En la calle San Andrés, hoy John Lennon, Vicente Amparo, La Columna y Jomi. En San Francisco, El Pelón y Casa Benito. En Morería, La Teófila, Mora de Celedonio Mora, donde los soldados se tomaban una jarra de cerveza y el bocadillo de calamares; La Juana y Casa Benito.

En la barriada Las Abadías: La Gregoria, El Manco y El Basurero. En la calle Concordia: Tía Genaro y El Sótano, de los ferroviario. En la barriada de San Antonio trabajaban Molina y La Parada. Casa Gaspar, en Travesía de Parejo, allí se degustaban los mejores caracoles. En la calle José Ramón Mélida, Casa Noriz. Casa Pepe en la barriada de la República Argentina, que te servían el vino era una gran losa funeraria de mármol.

En la calle Los Maestros, antes Bastimentos, servían copas La Oficina, Casa Carrasco, Casa Pedro y El Chinche. En Cardero, cerca de la estación, El Rincón y en la calle Cervantes, antes Callejilla de los Gitanos, el bar Aragón; se olían los calamares fritos en todo su entorno. En la plaza de Santa Clara el kiosco de Mimi y el bar Lusi, hoy el único que queda es el Bar Restaurante Rufino; y en la calle San Eulalia Trópico, el Barroso, hoy Rafael, Peña y Metropolitano.