El sacerdote Guillermo Soto (Monesterio, 1932) fue elegido ayer, por unanimidad, Hijo Adoptivo de Mérida en un pleno extraordinario celebrado en el centro cultural Alcazaba, en previsión del elevado número de personas que asistirían al acto, como así fue, unas 300.

El título le fue entregado por el alcalde Pedro Acedo, quien señaló en su intervención que "a todos nos ha llamado siempre la atención la asombrosa e inagotable capacidad de don Guillermo para implicar y entusiasmar a centenares de personas, de todas las mentalidades y clases sociales, en varios ambiciosos proyectos de servicio a los demás".

AGRADECIDO Y ORGULLOSO Por su parte, Guillermo Soto, visiblemente emocionado, indicó que en ese momento se sentía "orgulloso de sus padres, de mi pueblo y de ser hijo adoptivo de esta maravillosa ciudad de Mérida a la que tanto quiero y de lo que siempre me jactaré".

En el pleno también intervinieron los portavoces políticos. Así, Pilar Vargas, por el PP, señaló que Guillermo Soto "es un buen hombre, un buen sacerdote que ama mucho a Dios y a sus prójimos, es decir, a todos los emeritenses".

Por su parte, el portavoz del PSOE, Angel Calle, indicó que Guillermo Soto "ha despertado las energías y la solidaridad de nuestros paisanos amochuelando a todo al que se ponía delante, llegando a donde, a veces, tenían que llegar otras instituciones y no lo hicieron", señaló.

En cuanto a la trayectoria del sacerdote, el instructor del expediente, el concejal del PP, Luis María González, destacó que su andadura como cura comenzó en 1957, cuando fue ordenado, teniendo como primer destino la parroquia de Santa María de Navas. Tras siete años en dicho lugar, fue trasladado a Usagre y a Santa Marta de los Barros. A Mérida llegó en 1964 con la misión de poner en marcha la parroquia de Cristo Rey.

Ya en Mérida, elaboró el padrón parroquial, que le permitió conocer a sus feligreses, y comenzó a gestionar la construcción de la Escuela Familiar Agraria de Guadaljucén, donde ha impartido clases de formación profesional.

CAPELLAN FUTBOL Asimismo, Guillermo Soto ha estado vinculado al Mérida Club de Fútbol del que fue nombrado capellán en el año 1967, y destacó su contribución para que se llevara a cabo la construcción de la iglesia del Calvario.

También explicó que en estos últimos 25 años ha desarrollado, durante las navidades, la campaña conocida como El Mochuelo a través de la cual los colectivos que se dedican a trabajar por los desfavorecidos obtienen una ayuda económica para desarrollar sus actividades.

El sacerdote también fue arcipreste de Mérida y canónigo de la concatedral de Santa María.

Entre las adhesiones recibidas destacan la del presidente de la Junta, Juan Carlos Rodríguez Ibarra; del arzobispo de Mérida-Badajoz, Santiago García Aracil; del vicerrector de la Universidad de Navarra, Manuel Casado, y, a título póstumo, la del exconcejal, Antonio Hernández Mancha, quien se llevó una ovación cuando se leyó el telegrama que envió el día en el que se conoció el nombramiento..