El matrimonio formado por Julián Fernández y Aroa Ruiz y su hijo Daniel, de cuatro años, salvó ayer la vida al despertarse tras oír la explosión de su televisor, cuando el piso estaba en llamas y lleno de humo, incluida la habitación donde dormían.

El suceso ocurrió sobre las 6.30 de la mañana cuando por causas que se desconocen, aunque posiblemente fuese un cortocircuito, se inició un fuego en una salita del piso 2.º B del número 6 de la calle Bellavista, en el barrio del mismo nombre.

Julián Fernández manifestó, tras ser atendido en el hospital, que no se percataron de las llamas ni del humo hasta que no oyeron la explosión del televisor. Entonces cogieron a su hijo, lo envolvieron en una manta y salieron de la vivienda cuando el fuego se empezaba a extender.

Una vez en la escalera, su mujer, Aroa Ruiz llamó a las puertas y timbres de los vecinos para que salieran de sus casas, hasta que cayó al suelo desmayada por inhalar humo.

Se da la circunstancia de que esa noche, el pequeño Daniel durmió en la habitación con sus padres, lo que, probablemente, le salvó la vida, ya que la llamas habían alcanzado la habitación del niño. El piso quedó totalmente destrozado. En la salita donde se inicio el fuego solo se veían los ladrillos de la paredes.

El edificio, donde viven 16 familias, fue evacuado por los bomberos, y el matrimonio y el hijo trasladados al hospital, donde estuvieron unas horas. Los vecinos pudieron volver a sus casas a las nueve de la mañana, a excepción del inquilino del 3 B, cuya vivienda quedó precintada ante el peligro del derrumbe del suelo, ya que el fuego en el 2 B había dejado al aire la bovedilla que separa ambos domicilios. Por este motivo, técnicos municipales apuntalaron el techo para que no cediera y para comprobar si había daños estructurales.

VISITA El alcalde Angel Calle, y el delegado de Seguridad Ciudadana, José Fernández, acudieron al lugar de los hechos a las 7.30 horas. Allí se pusieron a disposición de los afectados y más tarde visitaron en el hospital a la pareja propietaria del piso y a su hijo. A pesar del ofrecimiento municipal, el matrimonio y su hijo informaron que se iban a trasladar a un domicilio familiar, al quedar su vivienda siniestro total, al igual que huizo la familia del tercero B.

Al lugar del suceso acudieron varias dotaciones de bomberos de Mérida y de Almendralejo, así como una unidad medicalizada del 112, además de los agentes de la policía local y Nacional.

Como anécdota, cabe destacar que cuando el fuego había sido apagado, los vecinos se dieron cuenta que faltaba uno de ellos, que no salió durante el desalojo. Fueron a su domicilio y a pesar de que llamaron repetidamente a la puerta, no obtuvieron respuesta. Cuando los bomberos iban a forzarla, el inquilino del piso abrió y dijo que no se había enterado de nada.