La Semana Santa está tomando un rumbo imparable. Los actos religiosos se compaginan con los monumentos emeritenses y esto requiere atención. Y, ante todo, se están logrando objetivos de resonancia nacional.

El teatro romano, con la celebración del concierto de bandas de cornetas y tambores y la representación de La Pasión de Cristo, a cargo del grupo ilicitano Jerusalén. O el paso de las imágenes a hombros de los costaleros por el arco de Trajano, el templo de Diana o el puente romano.

Y como broche de oro a la programación de Semana Santa, el Vía Crucis en el anfiteatro romano, en la madrugada del Miércoles al Jueves Santo. La asistencia a este evento es multitudinaria y hay bastantes personas que vienen de fuera para presenciar este acto religioso, en un lugar único, con un silencio sepulcral y con una organización perfecta.

La Semana Santa tiene unas connotaciones que la avalan para que se pueda pedir su inclusión de interés nacional e internacional, ya lo es regional. Pero sus actos merecen la atención de las autoridades que son responsables de estos nombramientos. Hay que hacer un buen informe que garantice el éxito. El mérito lo tiene sobrado. Sólo hay que hacer un proyecto acorde con lo que se pide.