"Son personas más que capacitadas para conseguir el carnet de conducir. A pesar de que algunos tienen dificultades, hay que destacar su nivel de esfuerzo, compromiso, la labor de las intérpretes..." Patricio Lavado es uno de los profesores del curso del permiso de conducción para 12 personas con discapacidad física que desarrolla la autoescuela Martín de Mérida, financiado por FSC-Inserta, empresa de la Fundación ONCE. En el mismo participan personas de diversos perfiles, como Israel Torres, un joven de 21 años con una enfermedad crónica, o Adriana Torres, de 27, que tiene discapacidad auditiva y que ha sido elegida "delegada" por su simpatía. Las clases teóricas han comenzado este mes y se desarrollarán hasta julio, cuando empezarán las prácticas que se adaptarán a cada alumno.

"Decidimos ponerlo en marcha porque era una petición de nuestros demandantes de empleo y una necesidad para muchas ofertas", explica Francisco Javier González, director de FSC-Inserta en Extremadura, con sede en Mérida, que se dedica a la búsqueda de trabajo para personas con todo tipo de discapacidad. En su base de datos hay 5.000 usuarios, un millar de ellos de la ciudad.

Con el carnet, los alumnos esperan incrementar sus oportunidades de encontrar trabajo. Hasta ahora, a muchos les había frenado el coste o la necesidad de apoyos como el intérprete. Este último es el caso de Nazareth Pardo, una joven ama de casa de Montijo que espera que el carnet le amplíe las opciones de trabajar fuera de su domicilio. Ahora toca esforzarse para lograrlo, con la ayuda de la intérprete de signos, Ana Gutiérrez, que le traduce las palabras del profesor y, de paso, le insufla optimismo. Por ganas y apoyo entre los compañeros no será.