El voluntariado le ha hecho ser mejor persona. Así lo asegura Soledad Báez, una emeritense que desde hace tres años participa como voluntaria en la asociación de familiares y amigos de personas con discapacidad del centro ocupacional Proserpina (Afadiscop). Se confiesa amante de la música, el deporte y los animales, aunque ayudar a los demás se haya convertido en su forma de vida.

-¿Cómo nace la asociación?

-Afadiscop pertenece al centro ocupacional Proserpina y nació hace unos cuatro años de los voluntarios del centro. La asociación está enfocada a personas con discapacidad intelectual, más que nada porque son las que están un poco desplazadas de la sociedad aunque aceptemos a todos.

-¿Qué papel juega el ocio?

-La asociación está dedicada al ocio y cada día de la semana hay diferentes actividades. Se hacen talleres de música, ajedrez terapéutico, salidas en pandilla para normalizar el ocio y que haya una plena inclusión, deporte y musicoterapia. Las personas con discapacaidad también tienen derecho a salir y a disfrutar del ocio como cualquier persona porque pueden hacer lo mismo que el resto, aunque quizás solo necesiten un poco más de tiempo.

<b>-¿Cuánto queda para alcanzar la plena inclusión en la sociedad?

</b>-Creo que todavía nos quedamos cortos y falta mucho por hacer aunque se vayan produciendo avances. Si educásemos en la igualdad no habría que hablar de inclusión, por ello desde hay que educar en la igualdad desde pequeños. Este año se han hecho campamentos inclusivos en los que he estado trabajando y creo que eso es una manera de fomentar la igualdad para no tener que hablar de inclusión. Muchos piensan que las personas con discapacidad intelectual están locas o son tontas cuando son como tú y como yo. Las habilidades sociales las llevan bien, quizás en el tema cognitivo les cuesta un poco más, pero por lo general pueden hacer lo mismo que el resto. Hay que hacer hincapié en la sociedad para favorecer la inclusión.

-¿Y la administración pública?

-Las administraciones públicas tienen que ayudar más, tanto en trabajo como en ocio. En el trabajo los tienen muy desplazados, porque por ejemplo salen planes de empleo del ayuntamiento y solo hay una plaza para personas con discapacidad. Si son 65 plazas tendría que haber mitad y mitad porque necesitan el trabajo tanto como nosotros. No por nada, sino para sentirse útiles.

-La asociación abrirá este año el concurso de agrupaciones del carnaval romano, ¿qué supone?

-Estamos encantados y lo que hay sobre todo es mucha ilusión. Actuar en el concurso también es una manera de reivindicar que estamos aquí, porque este vamos a abrir el concurso pero quién sabe si otro año podremos concursar. Ensatamos dos horas al día sin parar y hay constancia. No tenemos límites porque considero que las barreras están en la mente y no en las personas. La música es el lenguaje universal porque en la asociación hay muchachos que no saben leer y que luego se aprenden las canciones, las cantan y nos la transmiten a todos.

-¿En qué sentido ha cambiado su vida desde que es voluntaria?

-Desde que me dedico al voluntariado mi vida ha cambiado muchísimo. Me ha hecho ser mejor persona y creer que soy ‘capaz de’ porque ellos son ‘capaces de’. Empatizo mucho más con la gente y en la asociación también me han enseñado a ser más humilde todavía. Considero que la solidaridad es un regalo que tenemos las personas porque regalar tu tiempo no tiene precio. Es cierto que no cobro de manera material, pero de manera humana me llena mucho más y para mí lo que ellos me aportan no está pagado.