Las horas que pasamos en el Archivo Histórico de Mérida nos deparó la sorpresa de encontrar los años que vivió Felipe Trigo en Mérida. Vivía en la calle Holguín número 18 con su mujer y sus tres hijas, que eran estudiantes magníficas. Hemos leído las felicitaciones que le hacen a su padre al venir de los exámenes del instituto de Badajoz.

Tenía amistades literarias como el escritor y poeta Luis Moreno Torrado, director del semanario La República; el empresario y primer presidente del Liceo, Eugenio Macías; y Francisco Corchero, en cuya imprenta se imprimió la primera novela de Felipe Trigo, Las Ingenuas .

No faltaban en esta tertulia otro gran articulista y hombre muy apreciado en Mérida como Pablo Díez Fernández, escribía con el seudónimo de Sansón Carrasco en el bisemanario El Noticiero Extremeño , su sobrino Juan Antonio Ballesteros, uno de los mejores investigadores que he conocido, nos ha facilitado muchos datos. También el farmacéutico Luis Díez Marín conoce bien la historia de su ciudad y del entorno que vivió Felipe Trigo, ya que con su familia la amistad era muy buena, incluso después de marcharse a Madrid.

Juan Sáez López, director del colegio Santa Ana; Enrique Crespo, profesor de Historia de este colegio, ambos de Zafra; y Francisco Ramas que fue su primer crítico de su primera novela, eran asiduos a esta tertulias. También lo era Tomás Lancho Sánchez, propietario del comercio La Verdad en la calle san Francisco, diecinueve años concejal de forma ininterrumpida, primer tesorero de Cruz Roja y hombre muy vinculado a la cultura emeritense. Aunque oriundo de Cañamero, aquí nacieron sus hijos y sus nietos. Su biznieto Ignacio Sánchez Amor, vicepresidente de la Junta de Extremadura, nació en Cáceres, pero su su hijo, al que le ha puesto el nombre de su tatarabuelo ha nacido en Mérida.

A las tertulias médicas no faltaban Pedro Romero cuya fama como cirujano traspasó las fronteras emeritenses, los hermanos Félix y Andrés Valverde Lillo, una saga de médicos que aún perdura; Antonio Fadón, director médico del hospital psiquiátrico que con Antonio Ossorio, otra saga de médicos emeritenses, se reunían con Julián Lergo y Antonio Sancho.

Había un dicho en Mérida que cuando alguien estaba malo de cierta gravedad se decía: "a ti no te salva ni don Felipe".

SU MODELO Felipe Trigo tenía tres hijas: Luisa, Julia y Consuelo. Luisa era muy amiga de Eduvigis Aretio, cuyos padres Felipe Aretio y Eduvigis Romero eran buenos amigos de Felipe Trigo, pero con pensamientos políticos y morales muy diferentes. Eran muy amigas las hijas. Eduvigis Aretio era una niña de 14 años en 1901 y con una cara preciosa, de ahí que Felipe Trigo le pidiera una fotografía a su madre para que fuera portada de su primera novela: Las Ingenuas .

Eduvigis Romero no quiso que su hija apareciera en la portada de una novela un poco subida de tono, se lo contaba, después de muchos años, la propia Eduvigis Aretio casada con Antonino Espárrago a su hija Carmen Espárrago Aretio, que ha sido quien nos lo ha relatado.

Es una anécdota que por tradición y como curiosidad no hemos querido que se perdiera y conste en la biografía de este extremeño que tanta gloria ha dado a la literatura con sus novelas. Las primeras, en Mérida.