La investigación llevada a cabo para conocer a Tomás Lancho Sánchez ha sido apasionante. Nace en Cañaveral el 7 de marzo de 1859. Murió en Mérida el 13 de enero de 1917 a los 57 años, según consta en los archivos históricos de la ciudad, que tienen confundido un año.

Su tumba se encuentra en el cementerio de Mérida en el panteón número 122 de la calle San Francisco, propiedad de Ramona Romero, amiga y vecina de la familia Lancho, donde también se encuentra su esposa Visitación, que muere el 30 de junio del 1917 y una hermana, Laurena Lancho. El archivo de Cañaveral, lugar de su nacimiento, el apellido Lancho es muy común, en el juzgado sólo está desde el año 1871 y en la Parroquia de Santa Marina comienza en 1900.

Toda documentación anterior a estos años se encuentra en el Archivo Diocesano de Cáceres, donde consta la fecha de su nacimiento, sus padres Ignacio Lancho y Modesta Sánchez, sus abuelos paternos Pablo Lancho y María Antonia Vega y los maternos Manuel Sánchez y Sebastiana Gallego, esta parte materna es de Hinojal.

MUY CONOCIDO En todos los foros culturales de la ciudad de Mérida se encuentra Tomás Lancho Sánchez, propietario del comercio La Verdad en la calle San Francisco número 8. En este establecimiento se reune con un grupo de emeritenses y se celebran las primeras reuniones para la fundación de la Cruz Roja en Mérida en el año 1898.

Tomás Lancho es su primer secretario. Se precipita la creación de esta institución para ayudar a los repatriados de Cuba y Filipinas que pasaban por la estación del ferrocarril, y se quedaban los más necesitados, algunos heridos, ingresando en el Hospital San Juan de Dios. Lancho era el tesorero y quien distribuía los alimentos, ropas, algo de dinero y les proporcionaba los medios para seguir el camino o las ayudas necesarias si tenían que quedarse en Mérida. Cientos de repatriados llegaban en el año 1898 cada semana a nuestra ciudad. También era el comercio La Verdad el lugar de reuniones para recoger los alimentos, ropa y distribuirlos.

La actividad en Mérida a finales del siglo XIX era frenética, un grupo de emeritenses entre los que se encontraba Lancho, crea con Eugenio Macías, otro personaje a rescatar, una de las más principales logias masónicas con un grupo de incondicionales de esta ciudad que, en los años posteriores y como algo familiar, en su continuidad, tuvieron graves problemas cuando estalló la guerra civil española y tomaron las fuerzas de Franco las ciudades en las que, como Mérida, había un grupo definido, que se les fichó y que sin tener nada que ver con los comunistas ni con los judíos se les encuadró en aquello que se llamaba judeo masónico, que es como ponerle entre ceja y ceja el cañón de un mauser y en más de una ocasión el gatillo llegó hasta el fondo.

Pero Tomás Lacho murió mucho antes, en 1917, por lo tanto, no tuvo que pasar por estas visicitudes. En el Archivo Histórico de la ciudad está como concejal desde el año 1904 al 1908 donde desarrolló una actividad importante con un buen número de anécdotas que iremos conociendo, pero, remontándonos a los años finales del siglo XIX y siendo ya un joven trabaja en Mérida, pone el comercio La Verdad en el lugar más céntrico de la ciudad, a escasos metros de la plaza de abasto José María Calatrava y a tiro de piedra de la Calle Santa Eulalia y Cipriano Piñero, que es como antes se llamaba la calle Félix Valverde Lillo.

Su establecimiento era de los más conocidos de Mérida. Hacía publicidad en todos los medios de comunicación de entonces, en semanarios de la época, principalmente en La República, donde encontramos diversas actuaciones suyas y siendo íntimo amigo de Eugenio Macías, administrador y dueño de este semanario y de su director, un magnífico periodista, escritor y poeta de Salvaleón, Luis Moreno Torrado, donde el Instituto de Enseñanza Secundaria lleva su nombre. La historia de Tomás Lancho sólo ha comenzado.