El miedo es libre. La Confederación Hidrográfica del Guadiana ha transferido las márgenes del río Guadiana. Las plantas, de las que durante un año se hace cargo el constructor, pero se acaba en el mes de mayo, ahora tendrá que cuidarlas el ayuntamiento, que deberá encargarse de asumir la poda, los riegos y lo demás. Ocurrirá con el Albarregas. Y el puente Lusitania. Y el lago de Proserpina.

Ante estos futuros acontecimiento cabe preguntarse: ¿Hay suficiente mano de obra para poder tener de forma adecuada las márgenes de estos lugares?

Los gamberros salen los fines de semana y el martes de cualquier semana; es decir, cualquier día te encuentras pintadas, farolas rotas y arrancadas, árboles destrozados, papeleras que han desaparecido, bancos deshechos, plafones de las farolas en el río...

Los medios son insuficientes para tanta gamberrada. Hace unos días, un ciudadano, queriendo cumplir con sus obligaciones, llamó por su teléfono móvil a la policía porque había unos gamberros en motos en la ermita de San Isidro, en Proserpina, y en el local de la Cruz Roja. Lo primero que le pidieron fue su nombre, el número del carnet de identidad y la calle donde vivía. Cortó el teléfono y me comentaba que jamás volvería a llamar a la policía viera lo que viera.

La concienciación ciudadana es algo que afecta a todos, pero, que llames y tengas que dar hasta la picadura de una muela a la policía, no gusta, y la causa es inhibirse y pasar de los gamberros, comentarlo con quien tenga a su lado y así, poco a poco, vemos como lo nuevo se destroza y algo tendremos que hacer para conservar lo que tanto ha costado y tanto rendimiento da al ciudadano.

Mérida está preciosa, no la destrocemos. Pero, para eso están los representantes políticos, tomar las decisiones es de su competencia, para eso les han votado.