Los familiares y amigos del joven de 20 años que falleció el pasado domingo en Portugal le dieron ayer su último adiós en el tanatorio de Mérida, donde su cuerpo fue incinerado por la mañana, en un acto muy íntimo. Su cuerpo llegó el lunes a Mérida procedente de Leiría, donde se encontraba junto a otros tres jóvenes visitando a un amigo.

Sobre las circunstancias de lo ocurrido no ha trascendido ningún dato nuevo, por lo que se mantiene que se debió a un accidente. El joven cayó desde una altura de tres o cuatro metros al ceder el tejado de un edificio en malas condiciones al que habían accedido el grupo de amigos.