Nadie se lo esperaba. El partido Izquierda Unida se ha quedado sin representación municipal. Las izquierdas se unieron todas para un enfrentamiento común y lo único que consiguieron fue destrozarse mutuamente.

Vicente Ramírez es de los políticos más trabajadores que hemos conocido. Su lucha por tener un buen programa, intentar que la ciudadanía participara era su principal objetivo.

Está dolido. Su mensaje no ha llegado.

Angel Calle estuvo a punto de conseguir la mayoría absoluta. Le faltaron un centenar de votos. Subió dos escaños pero se ha quedado para otros cuatro años de oposición. No es fácil cuando el equipo de gobierno que tiene enfrente se une de tal manera que nadie da un paso, ni el más mínimo, sin consultar con Pedro Acedo. Le siguen hasta los que deja en el camino, y son muchos. Guerra decía que quien se moviera no salía en la foto; con Acedo quien se mueve desaparece del mapa.

Vicente Ramírez no se merecía estar fuera de la corporación. Era un político con ganas. Ha tirado la toalla decepcionado porque piensa que no merecía este castigo. Nunca tuvo un mal gesto. Hay cierta ingratitud y ha dejado la política con amargura.