Mercedes Fernández, conocida como 'la abuela coraje', tiene cinco hijos y una nieta a su cargo de tres años con parálisis cerebral. Su familia dispone de 387 euros procedentes de la Ley de Dependencia y lo que obtiene su marido, Mario Rusen, en los trabajos ocasionales que le salen. La situación económica es insostenible y el próximo martes 16 de diciembre, una sentencia firme por impago del alquiler a un particular, les obligará a dejar su vivienda de Suárez Somonte. "Tengo miedo a pasar las navidades en la calle", sostiene.

En este piso vivían desde septiembre del pasado año, sin embargo, tras el verano el nivel de trabajo de Mario bajó y ya no pudieron hacer frente al pago de las mensualidades. De hecho, ellos entienden al propietario del piso, pero aseguran que no recibieron la notificación de que tenían que acudir a un juicio y que el día 14 de este mes les llegó directamente la orden de desahucio.

"No sabemos dónde ir", explica Mercedes, y es que tras cuatro años echando solicitudes para una vivienda de protección oficial han obtenido siempre una negativa. "Las instituciones nos han dicho que no hay solución y nos cierran las puertas", afirma esta madre de familia. "Si fuéramos mi marido y yo solos nos buscaríamos una habitación, pero tengo hijos y una nieta que requiere grandes cuidados", matiza.

Ante la difícil situación que viven por un desahucio inminente, Mercedes y Mario han pedido el apoyo de la ciudadanía a través de las redes sociales y la respuesta no se ha hecho esperar. Así, la campaña puesta en marcha 'Por una vivienda digna' que iniciaron el pasado 21 de noviembre en la plataforma Change.org, ya cuenta con 837 firmas de personas que suscriben su petición. Cuando lleguen al millar, tendrán un documento más que aporte fuerza de cara a su demanda. Además, Mercedes ha realizado vídeos a través de su cuenta de Facebook y se ha abierto una cuenta PayPal para ayudar a la pequeña Rubi.

"Hemos aguantado durante años yendo de un sitio a otro y ya no podemos más", asegura la pareja, que está dispuesta a encerrarse si no reciben soluciones en las dependencias de alguna institución pública. "Nunca he pedido nada y he ido cubriendo los gastos, pero ahora necesito dar de comer a mi familia y no podemos permitirnos el pago de otro alquiler", reconoce Mario.