Siempre es buen momento para la revisión de los sistemas de calefacción en el hogar. Con la llegada del invierno y la puesta en marcha de los equipos es recomendable la visita de un profesional. Con la calefacción en funcionamiento hay que comprobar si hay entradas de aire frío por los resquicios de las ventanas y las puertas. Existen productos específicos de silicona para sellarlas. Para que el control de la temperatura y del gasto sea óptimo son muy útiles los sistemas de termostato programable. Lo más recomendable es programar dos temperaturas, una para cuando la familia esté en casa y otra con 10 grados menos para cuando no esté. También se puede poner la temperatura un poco más baja de lo que se desea habitualmente para conseguir ahorros importantes. Con estar un poco más abrigados en casa se adquiere un hábito y un menor coste.

También deben apagarse los extractores de aire de la cocina y los baños en cuanto se hayan utilizado pues hacen trabajar más la calefacción. Si, por ejemplo, se hace un asado se puede dejar la puerta del horno abierta para aprovechar su calor en la cocina.

PUERTAS CERRADAS Si se tienen cerradas las puertas de gabinetes y despensas se contribuye a que el área de trabajo quede aislada. De una gran ayuda es accionar el mecanismo de aislamiento de la chimenea pues reduce la temperatura para la calefacción en general al evitar que el calor se escape por este conducto. Las actividades familiares pueden concentrarse en la habitación donde hay chimenea.

Otro de los aspectos más relevantes es el uso del agua del baño, pues muchos son los consumidores que gastan innecesariamente decenas de litros de agua al bañarse. Lo mejor es una ducha. También son muy destacables los ahorros que se obtienen al reducir el consumo de agua caliente tras bajar la temperatura del calentador.