El agua es el recurso natural más importante y la base de toda forma de vida. Dada su vital importancia es obligación de toda la sociedad el uso racional y su preservación frente a factores adversos como la contaminación. Por este motivo la celebración Del Día Mundial del Agua se hace necesaria para concienciar y sensibilizar a toda la población de que su cuidado es tarea de todos y de todas. La Diputación Provincial de Cáceres como administración intermedia más próxima y siempre al servicio de los municipios de la provincia, es consciente de su papel como gestor y herramienta capaz de crear un sistema de medidas sociales, socioeconómicas y productivas dirigidas a la utilización racional del recurso hídrico.

Esta es una de las muchas razones que llevó a la Diputación de Cáceres a impulsar la Creación de Medio XXI. Un Consorcio de entes locales, mancomunidades y municipios que de la mano de la Institución Provincial se encarga de la gestión económica, administrativa y técnica de los servicios medioambientales de carácter local, ofreciendo un servicio de calidad a la ciudadanía.

En este aspecto, el Consorcio Medio XXI garantiza una gestión de calidad de los servicios relacionados con el ciclo integral del agua y se mantienen y gestionan las infraestructuras de manera eficiente para prolongar la vida útil de las mismas. El objetivo a medio plazo es establecer una tarifa única en la gestión del ciclo integral, acorde con lo establecido en la Directiva Marco de Aguas y que dicha tarifa recoja la totalidad de costes relacionados con el servicio prestado.

Quiero destacar la importancia de la unión de municipios como fórmula de trabajo. Un sistema de organización que permite obtener menores costes que la gestión individual y que permite unificar tarifas, normativas técnicas, reglamento de los servicios, ordenanzas, criterios de calidad, siempre en aras de conseguir que todas las personas reciban los mismos servicios en cualquier punto de la provincia.

En España, la titularidad de los servicios de agua corresponde según Ley a las corporaciones locales que pueden prestar directamente el servicio, agruparse en entes supramunicipales de gestión u otorgar concesiones administrativas a privados, bien directamente o bien creando empresas de titularidad mixta, muy de moda tras la década de los noventa. En este escenario hay que recordar la situación económica por la que atraviesan las arcas municipales y que lleva a que numerosos consistorios se planteen la privatización de sus servicios de agua a cambio de los llamados cánones concesionales. Importantes ingresos del Ayuntamiento a cambio de entregar la gestión del recurso a una empresa por un tiempo determinado, habitualmente no menos de 15 o 20 años.

Esos cánones que la empresa privada repercute entre sus abonados, son empleados en la gran mayoría de los casos para solventar los presupuestos municipales, al margen de las infraestructuras hidráulicas. Ello pone en peligro la viabilidad de proyectos públicos de abastecimiento mancomunados basados en principios de solidaridad interterritorial.

La labor del Consorcio está orientada principalmente a conseguir el equilibrio territorial sobre el que se atiende el abastecimiento de pequeñas poblaciones o comunidades, con el aprovechamiento de las economías de escala que funcionan al operar mancomunadamente con municipios de mayor extensión y población, en los que el abastecimiento suele ser rentable. No ocurre así, o en menor medida, con las pequeñas poblaciones que tienden a estar lejos de ser rentables en lo que se refiere a gestión del agua.

Por tanto, el agua, como monopolio natural que constituye, debe ser gestionada desde el ámbito público con criterios de eficiencia, eficacia, sostenibilidad, participación social, transparencia y rendición de cuentas, aprovechando las economías de escala que se producen sobre todo cuando se gestiona con el horizonte del largo plazo, compaginando los usos doméstico, industrial y agrícola, con un control democrático de su gestión.

Los ingresos que se obtienen de los recibos del agua deben contemplar todos los costes, incluso financieros y ambientales de la gestión del agua, y deben ser progresivos en función del consumo para fomentar la racionalidad del gasto de agua. Todos debemos ser conscientes de la importancia del acceso al agua potable y al saneamiento básico que aunque parezca una cuestión lejana en países como España, nos afecta muy de lleno a nosotros y a las generaciones futuras.