A mayor confort diario, mayor consumo energético. Una regla de tres peligrosa que ha llevado gastar un 60% más de energía que hace 15 años. Consecuentemente, aumenta la cantidad de residuos emitidos a la atmósfera, así como el calor disipado. Y en la misma proporción, se continúa dañando el medioambiente. Sería fácil echar la culpa al sector industrial,que actualmente es responsable del 31% del consumo energético en España, pero no dejaría de ser una posición ilusa. Porque de todos es conocida la corresponsabilidad ciudadana en este problema y el vasto campo de acción que cada uno tiene para tratar de ponerle freno. En la vida diaria, cada persona es usuaria de más de un edificio. Comenzando por la propia residencia y el lugar de trabajo, pero también se interactúa en otros inmuebles, como los que prestan servicios docentes, sanitarios o culturales, entre otros. Para atender distintas necesidades --como la calefacción, refrigeración, disponibilidad de agua caliente sanitaria, ventilación, iluminación, cocción, lavado, conservación de los alimentos, ofimática, etcétera-- en cada uno de ellos se consume energía. Pues bien, la suma de todos estos factores representa actualmente en España el 20% del consumo de energía final, un porcentaje que tiende, además, a incrementarse.

RECOMENDACIONES Cada año, al comenzar la temporada de frío, se repiten los mismos mensajes: no abrir las ventanas con la calefacción encendida; no tapar las fuentes de calor con cortinas, muebles o elementos similares; instalar un termostato, en caso de no disponer de él, y regularlo para que la temperatura no sea superior a los 20ºC (por cada grado adicional se gasta un 5% más de energía); cerrar los radiadores que no se precisen y apagar la caldera completamente si la casa está desocupada. Y ahora que llega el calor, las recomendaciones son bien distintas. Antes de nada, preguntarse si es realmente necesario comprar un aparato de aire acondicionado, o si con un toldo o un ventilador tendríamos suficiente; cerrar las ventanas y bajar las persianas en las horas de más calor, y abrirlas cuando refresque; colocar el aire acondicionado donde le dé la sombra; no utilizarlo con las ventanas abiertas, limpiar bien sus filtros y utilizarlo a una temperatura razonable.

FACTOR DE AISLAMIENTO El Código Técnico de la Edificación determina que los edificios nuevos deben disponer de un envolvente de características tales que limite adecuada adecuadamente la demanda energética necesaria para alcanzar el bienestar térmico en función del clima de la localidad, del uso del edificio y del régimen de verano e invierno, así como de sus características de aislamiento e inercia, permeabilidad al aire y exposición a la radiación solar, reduciendo el riesgo de aparición de humedades de condensación superficiales e intersticiales que puedan perjudicar sus características y tratando adecuadamente los puentes térmicos para limitar las pérdidas o ganancias de calor y evitar problemas higrotérmicos en los mismos. Ahora bien, el aislamiento es un factor a tener muy en cuenta no solo en las viviendas nuevas, sino en todos los hogares. Por eso, a la hora de realizar reformas en casa, no se tendría que dudar en colocar un aislamiento térmico en los cerramientos exteriores, así como en instalar doble acristalamiento en lugar de doble ventana ya que, aunque es más costoso, también se logra un ahorro mayor.

EFICIENTES Una de las formas más fáciles de poner un granito de arena al comprar un electrodoméstico, es asegurarse de que está catalogado con la letra A.

En el etiquetado energético de las máquinas, esta letra informa de que el producto en cuestión tiene un bajo consumo de energía. Aunque el costo inicial de los más eficientes sea superior es una inversión que se amortiza a medio plazo, según aseguran los expertos. Además, añaden las mismas fuentes, se recomienda utilizarlos preferentemente de noche, cuando la demanda de energía es más baja.

A partir de estos consejos básicos, hay ciertos trucos según el aparato. En el caso de la lavadora, es preferible optar por los programas en frío o a baja temperatura (el 90% de la electricidad que consume es para calentar el agua), llenar la máquina y emplear programas económicos; o limitar el uso del prelavado a las prendas muy sucias.

En referencia al lavavajillas, hay que elegir el programa más económico, porque limita el consumo de agua y calienta a una temperatura adecuada (50ºC). Para un uso eficiente de la nevera, hay que dejar que los alimentos calientes se enfríen completamente antes de colocarlos en su interior, evitar mantener la puerta abierta mucho tiempo y descongelarla cuando la capa de hielo supere los cinco milímetros. Además, descongelando los aprovecha la energía que se ha utilizado para congelarlos. ¿Y en cuanto al horno? No debería usarse para cocinar pequeñas cantidades de alimentos, ni para recalentar o descongelar. Asimismo, no hay que abrir la puerta si no es imprescindible.

Finalmente, cabe recordar que cocinar con olla a presión y con poco agua supone un ahorro del 50% de energía. Y tapando las ollas, cazuelas y sartenes se logra ahorrar un 25% de energía.

PC CON AHORRO DE ENERGIA Las computadoras domésticas son actualmente uno de los electrodomésticos a los que damos un mayor uso. Se recomienda, por ello, comprar ordenadores que estén dotados de sistemas de ahorro de energía. Uno de los logotipos más extendidos es el conocido como Energy Star de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, que garantiza que cada componente tiene un consumo inferior a 30 W. Otros logotipos son los de las marcas suecas Nutek y TCO.

El monitor es el principal responsable del gasto eléctrico de los ordenadores y su tamaño determina su consumo energético.

El salvapantallas que implica un ahorro significativo es el que deja la pantalla en negro (se aconseja predeterminarlo para que entre en funcionamiento a los 10 minutos de inactividad).

Finalmente, hay que recordar que el ´stand by´, tanto en el ordenador como en otros aparatos (televisiones, minicadenas, etcétera), puede parecer un gasto energético ínfimo. Pero no es así: la lucecita roja encendida permanentemente puede hacer incluso que un aparato consuma más energía en el tiempo que está en espera, que en el que está en uso. Así que mejor apagar el equipo completamente si queremos ser responsables.