Cada 8 de septiembre celebramos el Día de Extremadura. Una jornada para unirnos en la defensa de una Extremadura más justa, más igualitaria, una Extremadura mejor. Un día para reivindicar a mujeres y hombres que cada día aportan lo mejor de sí mismos.

Este año conmemoramos el 35 aniversario de la aprobación del Estatuto de Autonomía y el 40 aniversario de la proclamación de la Constitución Española. Cuatro décadas desde que los españoles y las españolas recuperamos la democracia y la libertad como ciudadanos y ciudadanas de pleno derecho en un país democrático.

La Constitución Española nació del consenso entre las fuerzas políticas. Cada una con sus posicionamientos ideológicos y territoriales, cada una con un modelo de país, con unas ideas, con un pasado histórico distinto. Fuimos capaces de confluir en aquello que nos unía y de poner negro sobre blanco la concordia. Un consenso generoso que nos ha otorgado los mejores años que ha vivido nuestro país.

Una Constitución que permite que todas las fuerzas políticas estén representadas y puedan ejercer su ideario político con plenas garantías, además de otorgar un sistema de check and balance (pesos y contrapesos) que garantiza la separación de poderes.

Ha sido esta Constitución, la de 1978, fruto del consenso, la que ha garantizado los mayores años de progreso y estabilidad de este país. Desde aquí mi homenaje a los padres de la Constitución, pero también quiero recordar a las madres constituyentes, silenciadas por la historia, que también participaron en la configuración de nuestra norma suprema. 21 diputadas y 6 senadoras que participaron en la redacción de artículos tan esenciales como el 14, ideado por Teresa Revilla, única mujer que participó en la Comisión Constitucional en el Congreso, y que establece que “todos los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”. También destaca el artículo 20, relativo a la libertad de expresión y el papel de los medios de comunicación, que fue redactado por Pilar Bravo.

Por otro lado, gracias al Estado de las autonomías, Extremadura ha podido caminar libre, con lealtad a España y a las instituciones estatales y autonómicas y a sus ciudadanos y ciudadanas. Sin Constitución, no habría autonomías.

Hoy debemos recordar los inicios de Extremadura como Comunidad Autónoma. Una andadura que comenzó con las dificultades que todo el mundo encuentra al empezar a construir una estructura, pilar por pilar, ladrillo a ladrillo. En 1983 se tuvo que definir quiénes eran los representantes de los extremeños y extremeñas, qué número de diputados era el apropiado para formar la Asamblea de Extremadura, y todo esto bajo la presión de una sociedad polarizada y sin el entusiasmo, a priori, de la efervescencia popular, que sí tenían las comunidades históricas.

De aquellos cimientos nació una Comunidad Autonóma que empezó a caminar tras muchos años de oscuridad. De aquella estructura emergió una Extremadura que partía del negro de su historia reciente, que quería el blanco de la paz y la concordia, el blanco que ayuda a serenarnos, y que anhelaba el verde esperanza por una tierra mejor. Extremadura emergió con 40 años de retraso, con una sangrante emigración y con una tierra donde muchos pueblos no tenían ni agua corriente. Hoy celebramos estos 40 años de Constitución y los 35 de autonomía con muchas demandas, especialmente con la reclamación de un tren digno que nos lleve, pero sobre todo que nos ponga en el centro económico entre Madrid y Lisboa. Extremadura no pide más, pero tampoco menos de lo que ya disfrutan otras Comunidades Autónomas.

Extremadura es una región de gente trabajadora. Exportó durante años su esfuerzo para el crecimiento de otras regiones y países, sin recelo hacia la tierra que los cobijaba, pero con su corazón latiendo siempre por esta maravillosa tierra.

Somos un pueblo que recibe con cariño al que nos quiere y con silencio al que no nos quiere. Lo que nunca hemos aceptado ni aceptaremos es el ninguneo. A las extremeñas y extremeños nos ha costado sudor, lágrimas, años de esfuerzo y de exilio económico el poder construir el progreso en igualdad. Un progreso que hemos alcanzado entre todos y todas, ciudadanos y ciudadanas, representaciones colectivas y no únicamente entre las fuerzas políticas que debaten diariamente en la Asamblea de Extremadura.

Somos un pueblo que entiende desde el trabajo cualquier opción de mejora. No concebimos más beneficios que los que nos merecemos. Extremadura construyó su presente y así forjaremos el futuro: con diálogo. Consensuando en un crisol de posibilidades en donde se respete la forma de sentir y de vivir de cada ciudadano y ciudadana.

Extremadura se escribe en femenino. Esta tierra tiene nombre y rostro de mujer. Extremadura no puede escribir su historia sin reconocer la labor de sus mujeres, madres y abuelas que en silencio sacaron adelante a sus hijos e hijas. Pero tampoco puede construir su futuro sin poner rostro a las miles de extremeñas que aún a día de hoy tienen que abrirse camino en un mundo que sigue siendo difícil para nosotras.

Somos la mitad del aparato productivo, la mitad de las emprendedoras potenciales, de las universitarias ávidas de emplear sus conocimientos para mejorar el futuro de esta tierra, de las representantes que defendemos la igualdad por encima de cualquier otra reivindicación, bien sea en el parlamento o en las calles clamando en el 8 de marzo o contra la lacra machista que sigue maltratando, asesinando a mujeres por el simple hecho de ser mujeres.

En nosotras está el deber de coger las riendas para acabar con los silencios, con los vacíos sociales, con el patriarcado cultural que se nos ha impuesto. En vosotros está el acompañarnos para acabar con esta lacra, sin pedir permiso, hombres defensores y activistas del feminismo. Gracias por estar con nosotras en esta lucha que mañana debe ser visible, debe significarse en las calles de todo el mundo. Entre todos y todas tenemos la obligación de construir un país en el que la bandera igualdad sea nuestra referencia.

En este Día de Extremadura quiero terminar con un canto a la esperanza de mi tierra. Una tierra que siempre supo mirar hacia adelante con la certeza de cualquier tiempo futuro siempre será mejor.

Feliz Día de Extremadura.