"El proceso de fabricación de barricas para el vino es bastante laborioso", según explicó ayer Conchi Hidalgo, vendedora de la empresa Tonelería del Sur, presente en el certamen, ya que es "pura artesanía de principio a fin". Las barricas pueden ser de diferentes tamaños, y de ahí que el proceso se alargue algo más. Las hay desde 2 litros, los barriles más pequeños, hasta 225, y de ahí en adelante.

La madera de roble utilizada por esta empresa procede de EEUU, y hay que dejarla secar al aire libre. Después, las maderas sufren unos procesos para convertirse en duelas, que se curvarán después al fuego y se irán dando forma para que encajen, llegando así al alzado del barril. Tras colocar las duelas en orden para conseguir la medida del barril, se unen sin cola, ya que la única unión se hace mediante aros provisionales de hierro para dar consistencia al vaso, lo que es "pura magia". Cuando todo queda limpio, se barniza, se pone un grifo y ya está fabricada.