En el contexto de la U Al igual que ha ocurrido en otros sectores, en el sector financiero han irrumpido en los últimos años y a escala global nuevos agentes protagonistas en materia de financiación, las nuevas empresas financieras digitales, más conocidas como FinTech. Dicha irrupción está generando importantes cambios en la estructura y los fundamentos de un sector altamente consolidado como es el financiero y, más concretamente, el sector bancario.

El éxito y la novedad que supone este tipo de empresas radica en un modelo de negocio altamente innovador y muy alejado del modelo clásico al que estamos acostumbrados. Dicho modelo se caracteriza principalmente por: (1) una clara apuesta por la innovación con el fin de mejorar la experiencia del cliente, (2) una mayor eficiencia derivada de la reducción de costes operativos y transaccionales, y (3) una elevada flexibilidad y capacidad de adaptación a las condiciones del entorno y, sobre todo, del cliente.

Desde la óptica de las entidades tradicionales ampliamente consolidadas en el sector, la aparición de este nuevo agente en el sector financiero supone un incremento de la competencia y un importante desafío para ellas. Ante este nuevo escenario, se plantean dos oportunidades estratégicas para los operadores tradicionales: competir o cooperar con las FinTech. Así, observando la tendencia del sector en los últimos años, se puede determinar que la estrategia implantada por gran parte de dichos agentes ha sido acomodaticia, es decir, están optando por la colaboración en lugar de la competición ante el temor de perder cuota de mercado. Como prueba de ello es que el 54% de las entidades españolas dedicadas a la banca minorista, afirma haber establecido alianzas con empresas FinTech, mientras que el 84% descuenta futuras alianzas entre los próximos 3 y 5 años.

En cuanto a los segmentos de negocio que se están viendo más perjudicados por la entrada de las FinTech, estos son la financiación personal y la corporativa, siendo llamativo el número de empresas digitales que han surgido dedicadas a la financiación de pymes y start ups. En este sentido, la concesión de crédito a pymes es precisamente uno de los principales nichos de mercado abordados para competir con los agentes tradicionales y adquirir cuota de mercado y, por ello, es de esperar que en los próximos años las operaciones de colaboración entre entidades de crédito y FinTech se incrementen sustancialmente en dicho segmento corporativo.

Ante este nuevo paradigma, la pregunta que se plantea es: ¿ocupan estos agentes un papel relevante como canal de financiación en la actualidad? Durante 2016, España se situó como el quinto país europeo con mayor volumen de financiación alternativa canalizada a través de estas nuevas empresas digitales (excluyendo Reino Unido, país europeo líder en este tipo de financiación). Sin embargo, lo realmente significativo es el destino de esta financiación, puesto que, el 76% de la misma, es decir, 100 millones de euros, fueron destinados a la financiación de start ups, emprendedores y pymes, situando a nuestro país como el tercer país europeo con mayor financiación alternativa destinada a empresas (de nuevo sin Reino Unido). En cuanto a las diversas modalidades de acceso a financiación alternativa, las empresas españolas optan mayoritariamente por el modelo de deuda (59% del total destinado a financiar empresas), seguido por el modelo de capital (36%), mientras que los modelos no basados en inversión (crowdfunding, recompensas, donaciones, etcétera) resultan residuales.

MUCHO POR HACER. A pesar de ello y de la tendencia creciente que presentan las cifras (con tasas de crecimiento superiores al 150%), a nuestro país le queda aún mucho por hacer en términos de financiación alternativa. Por un lado, el volumen de fondos canalizados por esta vía sigue siendo poco significativo si se compara con el volumen total de financiación corporativa concedida a través de las entidades de depósito españolas, suponiendo únicamente la financiación alternativa un 0,02% sobre ella y quedando demostrada así la elevada dependencia de la financiación bancaria que existe en nuestro país. Asimismo, estas cifras resultan más insignificantes aún si nos comparamos con países líderes en este campo como son EE.UU. y Reino Unido. En este último, las FinTech canalizaron a pymes y start ups un total de 3.700 millones de euros (un 70% del total de la financiación alternativa) en 2016. Esta financiación se canalizó principalmente a través del modelo de deuda (concretamente a través de los denominados préstamos peer to peer) y fue empleada en su mayoría para el desarrollo de proyectos de expansión y crecimiento, así como para la financiación del circulante.