Tras cerca de una década como hermano guardián del Real Monasterio de Guadalupe, fray Guillermo Cerrato ha pasado a desempeñar su labor pastoral en Espartinas y Umbrete (Sevilla). La Medalla de Extremadura reconoce el trabajo que ha realizado en la conservación del extenso patrimonio guadalupano.

--¿Qué significa para usted el máximo reconocimiento de la sociedad extremeña?

--Es todo un honor y genera en mí una profunda satisfacción, que comparto con todos los hermanos franciscanos, que realizan una labor diaria más sencilla y oculta. Vivo momentos de gran alegría y de gratitud.

--¿Qué papel desempeñó su tía en su vocación religiosa?

--El de Arriba siempre habla a través de mediaciones. Ella fue para toda nuestra familia una mediación de la acción de Dios en nuestra vida, que no fue espectacular, pero que nos fue ayudando a descubrir el sentido positivo de todos los acontecimientos.

--¿Qué recuerdos tiene usted de su formación en Lucena y de la fraternidad franciscana fundada en La Algaba (Sevilla)?

--De mi formación primera, que fue en Fuente del Maestre, tengo siempre recuerdos gozosos. Eran épocas en las que había interés por aprender y mucho espacio para la diversión y el desarrollo de otras cualidades. A los 15 años uno empieza a afirmarse como persona y a plantearse si la opción de vida religiosa franciscana era lo que pedía de corazón. Los años de adolescencia y primera juventud fueron más difíciles. En Benalcázar y Fuente del Maestre viví experiencias circunstanciales de compromiso laboral en trabajo eventual agrario. De mi vivencia en La Algaba recuerdo momentos de ilusión y entusiasmo. Allí creamos una pequeña fraternidad, que era una aspiración en la familia franciscana de mayor intimidad y cercanía al pueblo humilde y sencillo. Acabó siendo un ´matrimonio atípico´. En año y medio de trabajo tuvimos solo dos hermanos.

--¿Por qué cree que actualmente hay crisis de vocaciones entre los jóvenes?

--Las causas son múltiples. Las hay de tipo humano. El primer mundo es una sociedad de personas mayores y tenemos crisis de natalidad, que van a acusar pronto todos los colectivos. No sé si ahora por culpa de la crisis el Primer Mundo ha recuperado valores humanos y espirituales, pero ha vivido en la abundancia y corrido tras las cosas y objetos de consumo. Nos hemos vuelto todos un poco materialistas y menos utópicos. Incluso hemos llegado a entender que el avance de la Ciencia y la técnica nos iba a hacer dueños y señores de este mundo.

Hemos marginado el sentido religioso y trascendente de la vida. Es un mundo menos dado a contar con Dios y con nuestro destino eterno. Creo que hemos fomentado personas centradas en sí mismo y en su pequeño entorno.

--¿Qué labores de cuidado y restauración ha realizado como padre guardián del Real Monasterio de Guadalupe a lo largo de su mandato?

--La más importante es la conservación de cada día. Cualquier espacio cerrado termina siendo un lugar ruinoso. Por contra, otro dotado de vida hace que sus habitantes vayan descubriendo a diario limitaciones y deficiencias. La labor más importante es el mantenimiento de 24.000 metros cuadrados de planta y en algunos casos de 25 o 30 metros de altura. Como obras más significativas en estos nueve años hay que destacar la restauración completa del pabellón de la librería que comprende dos salas capitulares y el espacio donde las Damas de Santa María de Guadalupe y salón parroquial llevan a cabo tareas diarias. Otra obra se ha desarrollado en el museo de bordados y la puesta en valor del museo de pintura y escultura con reforma de iluminación y nuevas piezas.

Tampoco puede olvidarse todo lo referente a terrazas y canalizaciones de aguas pluviales, que ha ayudado a que todo el monasterio presente una salubridad más significativa. Esto ha propiciado que la presencia de unos insectos dañinos como las termitas sea menor.

Además, se ha hecho una labor de limpieza y cuidado singular con la joya del monasterio, que es la sacristía, así como la restauración del relicario y de la Capilla de los Siete Altares.

--¿Ha sido la exposición ´Caminos de Guadalupe´ la muestra más importante de los tesoros guadalupanos?

--La muestra más importante se puede contemplar cada día en el Real Monasterio de Guadalupe. Es cierto que ´Caminos de Guadalupe´ con ocasión del centenario del patronato nos permitió exponer unas 60 piezas del monasterio. De hecho, ha sido el momento en que más piezas han salido para ser expuestas en la capital de España.

La exposición nos ha hecho cambiar un poco de mentalidad. Pero siempre pensaré que las piezas sufren en los traslados y también por estar en un clima diferente al habitual. Hay que intentar nuevas formas de darse a conocer en el mundo. Para ver Guadalupe hay que ir expresamente a Guadalupe.

--¿Somos conscientes los extremeños de la riqueza patrimonial del Real Monasterio?

--Creo que completamente no. Pero sí somos conscientes de que Guadalupe --que es extremeño y nunca voy a compartir opiniones que pongan en duda esto-- es ´buque insignia´ de la región y un lugar de encuentro. Los extremeños en Guadalupe tenemos a la Madre y eso me parece que es muy importante.

--¿Llegará un día en el que Guadalupe pertenezca a una diócesis extremeña?

--Siempre suelo decir que los tiempos de la Iglesia no son nuestros tiempos. La pertenencia o no a la diócesis extremeña debe pensárselo nuestra jerarquía. No afecta a la sustancialidad del carácter extremeño de Guadalupe el que pertenezca a una provincia eclesiástica diferente. No le hace perder extremeñidad ni universalidad. Creo que la Iglesia que siempre estuvo atenta al sentir de los fieles llegará a decir un día cuándo será el momento y la hora.

--¿Qué hace ahora en la comunidad de Loreto, en Espartinas (Sevilla)?

--Exactamente lo mismo que en Guadalupe, aunque aquí no soy superior. Soy vicario del hermano superior en sus ausencias. Trato de colaborar en el cada día de los quehaceres del santuario de Loreto. Donde me desenvuelvo con responsabilidad más directa es en la parroquia de Espartinas y en la de Umbrete. Llevo unas semanas allí y no tengo tiempo para la ociosidad.