Naturaleza, tradición y auténticas ´recetas de la abuela´ son algunos de los atractivos para los miles de viajeros que anualmente visitan la comarca de Las Hurdes, un espacio donde se puede disfrutar de los sabores de antaño en su auténtica expresión.

En Las Hurdes la forma de cocinar los productos de la tierra se ha transmitido de padres a hijos y está patente en los muchos mesones y restaurantes repartidos por toda su geografía, todos ellos de merecida fama. Pinofranqueado, Casar de Palomero, Caminomorisco, Nuñomoral, Casares de Las Hurdes y Ladrillar son los municipios más relevantes de la comarca, aunque con ellos hay 37 alquerías, entidades menores administrativamente, que no desde el punto de vista culinario.

Cualquier enclave hurdano merece una visita y una parada y fonda para degustar sus suculentos platos.

Si existe uno de ellos cuya fama ha trascendido entre los demás, ése es el cabrito, elaborado en varios formatos: asado, en caldereta o al polen. Tampoco pueden olvidarse los peces de río en moje o fritos en aceite de oliva, o una retahila de guisos al estilo hurdano como los matajambres, habichuelas, asaduras, migas; o postres como los jugus curinus, piñonates, floretas, buñuelos, flanes caseros, o los licores artesanos de sabores sorprendentes como el orujo con miel. Sólo por probarlo merece la pena el viaje.

La gastronomía hurdana tiene ese sabor inconfundible gracias a unos productos completamente naturales y de una excelencia insuperable como mieles, polen, jamones, embutidos, aceitunas, cerezas, castañas y setas.

OASIS DE CONFORT En una de esas alquerías llenas de tradición se encuentra un auténtico oasis de comodidades, la Hospedería Hurdes Reales, levantada en la antigua factoría de Alfonso XIII, creada en 1922 tras su visita a la zona. Hotel con un encanto indiscutible, importante tanto por su continente como por su contenido, es todo un referente en turismo rural por el alto nivel de confort.

Además, entre sus retos se encuentra el ser un espejo de la riqueza culinaria de Hurdes, que consigue en una auténtica simbiosis entre los sabores de la tierra y ese toque de modernidad que es un referente para el viajero. La carta del restaurante Alfonso VIII es muy amplia, en ella destacan platos como la ensalada de limón, característico de la zona, que atrae a muchos comensales exclusivamente para degustarlo. No obstante, es el cabrito la gran referencia del restaurante, tanto al horno como asado. En postres la miel hurdana se emplea en exquisitos repápalos y todo tipo de dulces. Las Mestas es un pueblo conocido por su producción melífera. La comida puede rematarse con cualquiera de los excelentes licores artesanos de la zona.