--¿Por qué la caza menor está en declive en Extremadura? La media vida no ha sido todo lo buena que se preveía.

--Al declive de la caza menor llevamos asistiendo desde hace décadas. La población de conejos y liebres se ha ido reduciendo paulatinamente. Es cierto que han repuntado en algunas ocasiones, pero desde que apareció la neumonía hemorrágica vírica y la mixomatosis en el conejo estamos en una difícil situación. Es verdad que la especie fue plantándole cara a esa neumonía y repuntó en ciertos cotos. Hace tres años apareció una nueva variente de esta neumonía hemorrágica vírica que afectaba a las crías de menos de tres meses de edad y hacía imposible la reproducción, con alta mortalidad. Eso dio al traste con las esperanzas de recuperación. El conejo es la especie principal de la depredación en Extremadura y en España, por lo que la presión cinegética se centra en otras especies. La perdiz roja autóctona es un ave que está en muy pocos cotos. Es una especie muy sensible a la alteración del habitat que ha sufrido mucho el deterioro del campo y el tipo de agricultura, el uso indiscriminado de productos fitosanitarios. La liebre siempre ha tenido sus problemas sanitarios como la cisticercosis, una enfermedad parasitaria de la que es portadora y que le produce mermas por compresión en las vísceras y problemas de fertilidad.

--¿Existe falta de relevo generacional en el mundo de la caza?

--A la caza se incorporan cada vez menos aficionados. Ha afectado mucho que no haya caza menor, que es lo que engancha a la juventud, porque salen con los perros. También ha afectado mucho la crisis económica. Tenemos la tasa de paro juvenil más alta de toda España junto con Andalucía. Y eso es un auténtico drama. Los jóvenes tienen afición pero no tienen dinero para comprar cartuchos o para comprar un coto. Nosotros en la Federación Extremeña de Caza damos treinta cursos anuales para sacarse la licencia y acuden unos treinta aficionados por curso. El abandono del medio rural y una población más urbanita influye también en que los jóvenes se incorporen menos a la actividad.

--¿Cómo les afecta la solicitud del sector ecologista sobre la prohibición del uso del plomo como munición de caza, la eliminación o limitaciones de modalidades tradicionales de caza (perdiz con reclamo, silvestrismo, berrea, etcétera) o la 'continua solicitud' de moratorias sobre especies cinegéticas como la tórtola común o el conejo?

--Me parece horroroso. Nos afectan muy negativamente y no están fundamentadas ni justificadas. Afectan hasta a las propias especies. El urogallo, la ganga, la ortega o el sisón llevan décadas sin cazarse y su población se reduce año tras año. La falta de gestión es contraproducente para cualquier tipo de especie. El cazador es el primero que se ocupa de una buena gestión y de que las especies tiren adelante.

--Se está produciendo el abandono de las carnes de caza de rececho o aguardos por la "imposibilidad real y legal" para su venta. ¿Podría regularizarse este aspecto?

--Generalizar siempre es un error. Yo jamás he dejado un animal en el campo. Es verdad que hay gente que lo hace pero me parece muy feo generalizar como se está haciendo. Es verdad que hay un problema: El cazador que abate mucho es normal que tenga sus neveras colapsadas. El problema de no poderlo llevar a una industria como por ejemplo Cárnicas Dive es grande. Nosotros incidimos en la figura del cazador formado, con conocimientos que le permitirían eviscerar y reconocer en primera instancia y transportar la canal a la industria cárnica. Eso sería muy bueno, porque no habría abandono en el campo y positivo para la industria cárnica.

--¿Cómo diseñamos un modelo de caza más sostenible?

--Se puede hacer con la ayuda e intervención de la administración. Los cazadores estamos dedicando mucho dinero a nuestros cotos, poniendo comederos, bebederos, haciendo siembras. Necesitamos el apoyo de la Administración porque hay un problema muy gordo en la caza menor, que es el problema sanitario del conejo y el agroambiental. Solucionando ambos ya tendríamos mucho adelantado.