El mejor año de mi vida». Así lo sigue recordando la pacense Marta Rojas Muriel. En el curso 2008-2009 decidió hacer las maletas y se marchó desde el campus extremeño a la Universitá degli studi di Pavia, en Italia, para continuar su carrera de Informática. «Fue muy enriquecedor: aprendí un nuevo idioma y conocí a mucha gente distinta. También tuve que estudiar bastante», asegura. Ahora, con 32 años y una trayectoria profesional ya dibujada, tiene claro que todavía saca provecho de aquel viaje.

«Ahora soy más independiente y me conozco mejor a mí misma», apunta Almudena Rojas Albarrán, que está viviendo la experiencia en la Universidad de Parma. Tiene 22 años, es de Badajoz y estudia Farmacia en Granada, pero actualmente realiza su cuarto curso en este campus italiano. «Sé que estoy ampliando horizontes», añade.

Entender la importancia de la familia, mirar la vida desde otra perspectiva, cambiar la opinión de tu propio país o saber comunicarte y mostrarte tal y como eres en otra lengua son otras de las razones. Al fin y al cabo, marca un antes y un después desde el punto de vista personal y educativo.

La beca Erasmus, un proyecto que permite la movilidad de estudiantes universitarios entre los distintos países, consigue que veinteañeros de diferentes nacionales compartan un paréntesis de la vida en el que aprenden a un ritmo acelerado cómo funcionan -similitudes y diferencias- otros lugares de Europa.

Quien se suma a este programa vuelve con una sensación que casi siempre es común: la certeza de que si se pone empeño, no existen fronteras. Quien lo vive sabe que tiene entre manos una oportunidad única para abrir la mente y romper muros.

En nuestra comunidad la beca Erasmus se estrenó en 1988 y desde entonces aproximadamente 7.000 estudiantes de la Universidad de Extremadura (Uex) han emprendido esta aventura que, aunque tiene fama de divertida, supone principalmente un intercambio cultural que engrandece.

Los países preferidos por los alumnos extremeños son Portugal (por su cercanía) e Italia (por las semejanzas culturales). Reino Unido, Alemania o Francia también se encuentran entre las opciones más solicitadas. Y en los últimos años está despuntado otro destino: Polonia.

Con respecto a la otra arista del programa, los alumnos europeos que llegan, el campus extremeño ha recibido a casi 5.500 desde que este programa funciona en la región. Italianos y franceses son las principales nacionalidades que se suman al programa educativo de la Uex. Les siguen alemanes, ingleses, turcos, portugueses, polacos, checos y rumanos. Uno de ellos fue Alper Boz, un joven de Turquía de 24 años que estudió Comunicación en el campus de la Alcazaba de Badajoz durante el curso 2003-2004. Para él la beca Erasmus fue una oportunidad de empaparse de la cultura extremeña y española, pero también la manera de dar a conocer a sus compañeros su propio país.

Pero no todo son halagos a este programa. También hay críticas que se centran principalmente en «las ridículas becas que se conceden a los estudiantes» debido a los recortes que, en general, ha sufrido la educación desde el Gobierno central. Los alumnos extremeños hablan de una cuantía aproximada de 250 euros al mes que les resulta insuficiente.

No obstante, la intención es seguir apostando por este intercambio cultural. La Uex lo califica como «un objetivo prioritario» ya que, aseguran, «la internacionalización de la educación es símbolo de calidad».

Además, el programa ha crecido con la puesta en marcha del proyecto Erasmus Plus, que implica, por ejemplo, una beca para desarrollar la primera experiencia laboral en el extranjero.

RECONOCIMIENTO. El pasado mes de mayo el Premio Europeo Carlos V fue concedido a la profesora italiana Sofía Corradi, conocida como Mamma Erasmus por ser la impulsora de este programa de intercambio universitario.

El rey Felipe VI, presente en esta cita que acogió el monasterio de Yuste, aseguró que «los erasmus han tejido una red social que construye Europa» y apostilló que se necesitan «jóvenes generaciones que contribuyan a que la Unión se conserve».

En aquel momento se recordó que más de 3,5 millones de alumnos forman ya parte de la historia de esta beca y que España es el mayor emisor y receptor de estudiantes.

Sofía Corradi no dudó en resaltar en su discurso, pronunciado en inglés, que «el programa Erasmus está llamado a ser un instrumento en pro de la paz, haciendo una pequeña aportación preventiva». «Es una vivencia única -continuó- que supone una inmersión plena en una cultura diferente».

Jóvenes como Marta Rojas, Almudena Rojas o Alper Boz lo sintieron tal cual y no tienen duda de que volverían a hacer las maletas para saborear de nuevo la experiencia.