La implicación de las administraciones, como la de la Diputación de Cáceres y de la Junta de Extremadura, ha ayudado a que el Parque Cultural Sierra de Gata sea ya una realidad este año. Es una iniciativa surgida pegada al territorio que “surgió de los ciudadanos, a través de su Grupo de Acción Local, su Mancomunidad, sus asociaciones… pero ha estado parado porque no había ningún compromiso por parte de las administraciones. La presidenta de la Diputación de Cáceres afirma que “este Parque viene a comerse el mundo, a mostrar unos recursos que son únicos y auténticos, desde sus recursos naturales, su patrimonio o su gastronomía hasta su Fala”, lo que a su juicio redundará en el desarrollo de la comarca, la atracción de visitantes y el asentamiento de la población.

El trabajo de años por fin se ve refrendado con la firma, en diciembre de 2016, del protocolo del Parque Cultural Sierra de Gata, un protocolo que establece que las entidades impulsoras son conscientes de la singularidad del acervo cultural que la historia ha conferido a la comarca de la Sierra de Gata, de la necesidad de conservar dicho acervo bajo una estrategia común y de la conveniencia de proyectarlo en el futuro mediante una planificación de desarrollo sostenible.

Por este motivo se llevó a cabo la firma del protocolo con el que arranca el Parque Cultural Sierra de Gata y con el que se pretende definir las actuaciones de impulso a la Sierra de Gata como Parque Cultural.

Las entidades firmantes se comprometen a dotarlo de una estructura de gestión participativa, e implicarse en la conservación de sus recursos patrimoniales históricos, filológicos, arquitectónicos, culturales, agrícolas, etnográficos y naturales. Para ello impulsarán la realización de acciones de conservación, intervención científica y educativa y desarrollo económico sostenible que permita al Parque Cultural Sierra de Gata proyectarse social y económicamente en el futuro.

También consideran que es la figura de Parque Cultural la más acorde a las pretensiones de Sierra de Gata ya que define a un territorio en el que confluyen elementos patrimoniales y culturales de alto valor, integrados en un entorno físico de relevancia ecológica y paisajística singular, donde se pretende la promoción y protección global en su conjunto.

Los espacios naturales de la Sierra de Gata: Los parajes conformados por sierras y valles que conservan hábitats de alto valor para la biodiversidad y los paisajes antrópicos de montaña marcados por la agricultura tradicional, la ganadería y la explotación forestal.

La arquitectura civil y monumental: De un lado la arquitectura tradicional de las viviendas, las casas fuertes y solariegas y la conformación de los pueblos y de otro los edificios defensivos y religiosos que salpican la sierra de castillos, almenaras, ermitas, iglesias.

Los elementos intangibles de la cultura y la aportación a las ciencias y a las letras: La fala de Valverdi du Fresnu, As Ellas y Sa Martín de Trevellu, las fiestas locales y tradicionales y las manifestaciones populares y religiosas. Las ciencias y las letras en la Sierra de Gata. Debe considerarse igualmente la aportación de las relaciones transfronterizas a la cultura de la Sierra de Gata.

Los productos elaborados en la tierra. Aceite, quesos, miel, dulces, setas y la gastronomía asociada a estos productos y al cabrito son característicos de la Sierra de Gata. Igualmente la artesanía con los encajes de bolillo, la forja, trabajos en cuero y madera o la sillería.

La huella de la interacción de la sociedad en la historia y con el medio físico: Marcada en los senderos empedrados, zahurdones, chozos, tenadas, pajares, fuentes, puentes, majadas, y figuras similares, así como también por los vestigios de culturas pasadas tales como las estelas, dólmenes, ruinas o inscripciones.

En el desarrollo de las actuaciones objeto de este Protocolo, resultarán de aplicación los siguientes principios de acción:

-El Parque Cultural se conforma con los recursos patrimoniales tangibles e intangibles de la Sierra de Gata y con la sociedad representada en las instituciones que firman el compromiso de velar por su desarrollo.

-Los poderes públicos con competencias atribuidas en el marco de la Sierra de Gata manifiestan su compromiso para conservarlo, conocerlo, ampliarlo, investigarlo y transmitirlo a la sociedad, a sus visitantes y a las siguientes generaciones.

-La conservación del patrimonio pasa por su mejor conocimiento y comprensión. El Parque Cultural ha de estimular la investigación sobre todos los ámbitos patrimoniales que ha declarado, de manera que los nuevos conocimientos acrecienten su valor y se difundan en todos los canales, científicos, educativos, sociales, turísticos o de otros sectores económicos en los que ese valor puede ser respetuosamente aprovechado.

-El patrimonio de la Sierra de Gata debe ser fuente de desarrollo social y económico. Debe ser el instrumento que estreche los lazos entre sus poblaciones y sus pobladores y fuente de iniciativas sociales y económicas. Las organizaciones empresariales y demás entidades que se incorporen con posterioridad a las intenciones fijadas en este Protocolo deberán comprometerse a gestionarlo con pautas sostenibles transmitiendo a sus clientes el valor que representa e implicándolos en su disfrute, en su conservación y en su difusión fuera de su territorio.

-El patrimonio de la Sierra de Gata debe ser un referente en el hecho educativo. Su amplitud es el mejor ejemplo para explicar la historia de la Tierra y de la sociedad que ha transformado el paisaje con sus prácticas sociales y económicas. Su transmisión mediante estrategias de educación formal y no formal será una ocupación permanente del Parque Cultural.

-El Parque Cultural asume como propios todos los principios emanados de organizaciones que velan por la cultura y el desarrollo sostenible como la UNESCO y se compromete por ello para la acción en un marco que proteja principios como la paz, la cohesión social, la igualdad de género y la puesta en valor del patrimonio que permita el desarrollo de la Sierra de Gata.