Villanueva de la Vera rezuma encanto en cada calle. No en vano su arquitectura, típica de la comarca, y el buen estado de conservación de sus casas entre otros muchos méritos le valieron en 1984 ser declarada Conjunto Histórico Artístico. Recorrer sus calles siempre es placentero porque el viajero se encuentra a cada paso con gratas sorpresas para sus sentidos. Los canales de sus estrechas y serpenteantes calles por donde circula el agua, sus casas a varias alturas, de madera y adobe, sus hermosas piedras graníticas o lanchas en recoletas plazas… todo conforma un paisaje urbano único. La propia plaza del pueblo, de Aniceto Marinas, donde se encuentra el ayuntamiento, está presidida por una hermosa fuente de piedra de cuatro caños por los que en ocasiones muy especiales incluso ha manado vino. Y no solo el entorno urbano es interesante. Un paseo por la Cascada del Diablo o Garganta de Gualtaminos, a pocos minutos en coche, es todo un espectáculo de aguas bravas procedentes de la Sierra de Gredos que se abren camino hacia el río Tiétar. En primavera el deshielo provoca que la cascada sea un torrente. La erosión forma unas pozas en el granito o marmitas de gigante.

A tan solo hora y media de Madrid, Villanueva de la Vera, cuenta con una infraestructura hotelera que estos días ya está a tope. La hostelería se encuentra al más alto nivel, con establecimientos y restaurantes de alto standing. En el municipio, el turismo funciona tan bien que hay un hotel de cuatro estrellas, Balcón de la Vera, y otro de tres, El llano tineo, muy bien valorados en los ranking de turismo rural en internet. Así lo explican con satisfacción Hipólito Santiso, concejal de Cultura, junto con Bernabé García (Medio Ambiente y Obras) y Emilio Prieto (Tercera Edad y Hacienda).

El sector turístico está en auge. Quizá por eso la población y la comarca hayan sido elegidas por personalidades del mundo del espectáculo, la política, la cultura o el periodismo para establecer ahí sus segundas residencias. Tienen naturaleza, tranquilidad y todos servicios imaginables.

La residencia de ancianos en el casco urbano tiene también encanto, con un excelente bar y espacio para celebraciones que todos los días se llena de parroquianos. En un edificio anexo se encuentra el auditorio municipal, con una sala de conciertos con capacidad de 200 personas sentadas y el doble de pie.

Si el viajero quiere llevarse a su casa el sabor más característico de la zona puede pasarse por sus queserías y empresas de producctos naturales, viandas sin parangón.