Extremadura posee cuantiosos valores que la hacen única y uno de ellos es, indiscutiblemente, el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida que tengo el privilegio de dirigir desde el año 2012. El Festival proporciona una experiencia cultural única en el mundo, ya que no existe otro festival que ofrezca espectáculos en tres teatros romanos: Mérida, Medellín y Regina, a los que incorporamos la ciudad romana de Cáparra en la 63 edición que arrancará el próximo 5 de julio.

El Festival de Mérida suma a la cultura y al patrimonio la experiencia de sentir la emoción del teatro, de sentir la emoción de la Historia, como reza el lema de la edición de 2017, y no hay mayor o mejor recuerdo turístico de Mérida y de Extremadura que este.

Así, hoy a nadie se le escapa que el Festival de Mérida es mucho más que un simple festival de teatro, su dimensión social, educativa, turística y económica, lo han convertido en uno de los acontecimientos culturales más importantes del verano en España. Y su proyección nacional y su rentabilidad de los últimos años han propiciado que trascienda lo meramente teatral y cultural para convertirse en un motor de turismo y economía para Mérida y toda Extremadura.

Pero no es casual que el Festival de Mérida haya adquirido ese potencial, lo hemos conseguido gracias a una programación que interesa a públicos muy diferentes y a un trabajo meticuloso en difusión y comunicación. Esto nos ha permitido atraer hasta Mérida a espectadores de toda Extremadura, de toda España y de otros rincones del mundo.

El año pasado el Festival contabilizó más de 163.000 asistentes en sus actividades, solo en el Teatro Romano de Mérida atrajo a más de 92.000 espectadores. A los que hay que sumar los más de 4.000 espectadores que tuvieron los espectáculos programados en Medellín y Regina.

Por cada entrada que se vende del Festival, su precio se multiplica por 5 en gasto en la ciudad. O lo que es lo mismo, el espectador que se gasta 30 euros en una entrada del Festival, genera en la ciudad de 130 a 150 euros de gasto. Es el retorno económico que tiene el aplauso del público.

El Festival de Mérida ilustra de esta manera la capacidad que tiene la Cultura para abanderar el modelo turístico basado en la experiencia y el conocimiento. Porque nos hace vivir la emoción de la cultura.