Un estudio elaborado por Vodafone, en colaboración con la consultora Accenture, concluye que las tecnologías móviles podrían funcionar como catalizador en determinados sectores y ayudar a reducir en 113 millones de toneladas las actuales emisiones de dióxido de carbono en el mundo, lo que generaría un ahorro en el consumo energético de 43.000 millones de euros en Europa para el año 2020.

El ahorro energético se produciría principalmente por la sustitución de actividades físicas por virtuales y por el mayor protagonismo de servicios inteligentes máquina a máquina (M2M). Se trataría, por ejemplo, de sustituir los viajes por salas de reuniones virtuales, o permitir a los empleados trabajar desde casa y no tenerse que desplazar al puesto de trabajo. Otro ejemplo afectaría al campo de la logística, responsable del 5,5% de las emisiones mundiales.

Según este estudio, las tecnologías móviles podrían ayudar mucho más de lo que lo hace en el seguimiento de los vehículos, el ajuste de las rutas, la optimización del volumen de carga que lleva cada vehículo o la supervisión de las existencias en las máquinas expendedoras. Un último ejemplo: las telecomunicaciones inalámbricas podrían mejorar la gestión del tráfico urbano y ayudar a supervisar a distancia servicios básicos como el suministro de agua.

Eso sí, la investigación también especifica que, para lograr esta reducción en la emisión de gases de efecto invernadero, se necesitarían en Europa 1.000 millones de conexiones inalámbricas, lo que en algunos casos también requeriría grandes inversiones económicas.