El mundo está a punto de inclinarse, de nuevo, ante el deporte español. España y su armada invencible llevan camino de derrotar al resto del mundo. Aragón, Alcañiz, Motorland, todo un país, fue escenario ayer, ante 70.124 espectadores, de otra lección motociclística, prodigiosa, eficaz. Puede, sí, que menos glamurosa que las anteriores, pero igualmente productiva, jugosa, positiva. Se prepara una fiesta, tres celebraciones, que solo tendrán parangón con todo lo conquistado por el resto de compañeros de generación.

ATADO Y BIEN ATADO Esto huele a Mundial de Suráfrica, al Grand Slam de Rafa Nadal, al triple del campeonísimo mallorquín, a la doble corona de Pau Gasol. Esto huele, sabe, a triple. A cómodo y contundente triple. Dos ya están asegurados. Al tercero le falta un hervor. No uno, ni dos, ni tres, hasta siete pilotos, pilotazos, pueden coronarse este año campeones del mundo. Nunca antes, jamás, país alguno, cantera alguna estuvo tan cerca de la proeza. Nico Terol, Pol Espargaró y Marc Márquez pelean por el penúltimo título de 125cc; Toni Elías y Julito Simón batallan por el nuevo y pulido cetro de Moto2, muy alejados ya del único que puede toserles, el italiano Andrea Iannone, que pronto, ya verán, dará su brazo a torcer. Y ayer, tras la caída, en la última curva de la última vuelta de MotoGP, del italiano Andrea Dovizioso, Jorge Lorenzo y Dani Pedrosa, el duelo que todos esperan y que jamás ha ocurrido, ni visto, se han quedado solos en su sueño: heredar el trono conquistado por Alex Crivillé, en 1999, en la máxima cilindrada.

Muy mal, horriblemente mal, tendrían que dársele las cosas a los españoles para no convertirse en los reyes del motociclismo de este 2010. Y, hablando de reyes, sin duda ese fue uno de los temas preferidos del Rey en su visita a Alcañiz, donde se pasó el día compartiendo buenas vibraciones con los pilotos. Como dijo el propio Nen de Seva , "el Rey es un cachondo, un quemado de las motos, una persona que ama enormemente a todos los deportistas y le encanta compartir su vida con ellos". Juan Carlos I llegó a primera hora de la mañana a Motorland y quiso presidir, más allá de las 10.30 horas de la mañana, el minuto de silencio que todo el Mundial, el mundo entero, dedicó, en la parrilla de Alcaniz, a Shoya Tomizawa, el joven japonés, de 19 años, que falleció en Misano.

DE CORONA EN CORONA Faltan aún, cierto, muchos grandes premios. Cinco: Japón, Malasia, Australia, Portugal y Valencia. Muchos puntos en juego: 125. Ese es el mérito de la armada invencible: acaricia, conquista, posee, palpa las tres coronas a falta de más de un mes. La pasión vivida hasta ahora puede multiplicarse en las próximas semanas.

Sobre todo si alguien como el joven suizo Randy Krummenacher insiste en limpiar el camino a los rivales de Márquez, a quien derribó en la primera curva ("¿se puede saber dónde iba ese chico?", exclamó, de forma pacífica, el pupilo de Emilio Alzamora) lo que propició, no solo que el de Lleida dejase de puntuar, sino una pelea bestial, espectacular, hasta la última curva de la última vuelta, entre Espargaró y Terol, ganada, maravillosamente ganada, aguerridamente ganada, por el de Granollers, que apuró mejor que nadie la frenada en un punto que se corona a 230 kms/h. Triunfó Polyccio y Márquez respiró, hundido en una de las sillas de su box.

Es evidente que los españoles arrasan en 125cc hasta el extremo de haber sumado ayer su victoria número 22 consecutiva. Es cristalino que Márquez, con seis triunfos, parece el que más en forma está pero, también, quien más mala suerte tiene. No así Toni Elías que, con las mismas seis victorias, se encamina, ¡por fin!, a cerrar su primer gran año tras doce temporadas en el Mundial. Ayer, acabó cuarto pero peleó como si fuese a ganar. Porque ese es su objetivo: sumar, sumar y sumar hasta la corona final.

Y, DE PRONTO, STONER Los ensayos de Motorland demostraron que Casey Stoner, que no ganaba desde hacía 13 grandes premios (Malasia-2009), estaba que se salía y que Pedrosa, capaz ahora de exprimir el potencial del soberbio motor Honda, le iría a rebufo. También quedó claro que la Yamaha ya no es lo que era o sus chicos, Lorenzo y Valentino Rossi, andan con la cabeza algo revuelta. Uno porque anda persiguiendo su pelota de partido y ya se sabe lo difícil que es cerrar las victorias y el otro, el Doctor , porque ya tiene la cabeza en otro sitio.

Así que, apagado el semáforo, el que se escapó esta vez fue Stoner. Le siguieron los otros hasta que apareció, imperial, el Pedrosa que venía de ganar en Indy y Misano, que acabó segundo. Lorenzo, que iba para tercero, que olía a cajón, como siempre, fue superado por un impetuoso Nicky Hayden en la última vuelta. Normal, Lorenzo ya corría con la calculadora en la mano. No es momento, ni hora, ni sitio, para perder lo conquistado a lo largo de tantos meses. Y años, y años.

Rossi, que pudo deshacerse de Barberá, se llevó tras su rebufo a su compatriota Simoncelli para pelear por la séptima plaza, que luego fue la sexta al caerse Dovizioso en la última vuelta cuando peleaba con Spies por la quinta plaza. Esa clasificación de Rossi no deja de ser un resultado más que discreto para sus habituales aspiraciones y que pone en entredicho su rendimiento en la parte final de la temporada.