Hay quien recuerda, en los alrededores del box de Jorge Lorenzo, en el entorno de la escudería Yamaha, lo mucho que le costaba, en carrera, en entrenamientos, física y mentalmente, al bicampeón mallorquín cerrar las conquistas de sus títulos de 250cc a los mandos su portentosa Aprilia. Entonces, y ahora, comenzaba las temporadas de forma arrolladora y, en la segunda parte, vivía momentos de desesperación o desencanto. Es evidente que Lorenzo tiene suficiente ventaja como para estar tranquilo. Ayer, en Alcañiz, ya supo, que se jugará el título con, contra, Dani Pedrosa. Supo más, con un segundo puesto, tres terceros y un cuarto, tendrá suficiente aunque el pupilo de Alberto Puig, últimamente casi inalcanzable, gane las cinco carreras que quedan.

"No estoy nervioso, estoy feliz, muy feliz. No he querido arriesgar en el pulso con Nicky (Hayden). El tenía muy poco que perder. Yo me estoy jugando el título soñado. No voy a precipitarme. Ni aquí ni en los cinco grandes premios que restan". Para Lorenzo, no es el peor momento de la temporada, ni de su carrera. "Nuestra Yamaha ha dejado de ser la moto más veloz de la parrilla, pero tenemos suficiente moto para ganar el título". Eso sí, el mallorquín no pudo esquivar su desolación. "No he podido seguir subiéndome al podio, pues haber acabado el Mundial consiguiendo siempre estar en el cajón hubiera sido toda una gesta, linda de recordar". Ni que decir tiene que si el Mundial empezase hoy, Lorenzo daría como favorito a Pedrosa.