No han pasado ni 50 días desde que Luis Rubiales, Fernando Hierro y Julen Lopetegui se fotografiaban con motivo de la renovación del técnico vasco hasta la Eurocopa del 2020. Poco podía imaginar entonces el flamante presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) que hoy sería el único superviviente de esa foto, fulminado el seleccionador a 48 horas de debutar en el Mundial y dimitido el director deportivo tras aceptar el marrón de sentarse en el banquillo en un torneo en el que, literalmente, se la pegó con todo el equipo.

Hierro ya es historia en la Roja. El técnico malagueño no seguirá como seleccionador, un cese que, sin ser oficial hasta ayer, se daba por descontado tras el descalabro mundialista, por más que el míster recordara que se iban invictos de Rusia. Pero también declinó retomar el cargo de director deportivo, para el que se había comprometido hasta el 2022, en busca de «nuevos horizontes y nuevos retos profesionales».

«La RFEF quiere destacar los valores profesionales y humanos de un extraordinario deportista», reza el comunicado federativo, que agradece «su compromiso y sentido de la responsabilidad al ponerse al frente del combinado nacional en una situación extraordinaria, así como en el desempeño de todas sus funciones en la que siempre será su casa».

DOS ETAPAS OPUESTAS / Rubiales se encuentra ahora con dos vacantes por cubrir. Acaso la más apremiante sea la de director deportivo, en tanto que es la figura que debería elegir al seleccionador. Desde que llegó al cargo en el 2007, la Federación no conoce otro director deportivo que no sea Hierro. En su primera etapa, eligió a Vicente del Bosque como sustituto de Luis Aragonés y desde los despachos levantó la Eurocopa del 2008 y el Mundial del 2010.

Tras dejar el cargo en el 2011, y sin que se cubriera su puesto, volvió a Las Rozas el año pasado de la mano de Vicente Casado, nombrado por Luis Larrea máximo responsable de márketing en pleno caos por la operación Soule, que llevó a la cárcel a Ángel María Villar. Pero el triunfo electoral de Rubiales supuso la salida de Casado, lo que seguramente ha hecho más fácil la decisión de Hierro.

Esta vez, sí habrá alguien que ocupe el despacho del malagueño. Los exinternacionales Carlos Marchena y José Francisco Molina son a priori los mejor colocados para hacerse con el cargo. El exfutbolista sevillano, de hecho, ya estuvo trabajando para la selección en el Mundial. Rubiales enseguida pensó en él para hacer de enlace entre los internacionales y la federación tras el terremoto que supuso el anuncio del Madrid del fichaje de Lopetegui y su posterior destitución.

La incorporación de Marchena podría derribar, sin embargo, el listón de «lealtad» que puso el propio presidente de la Federación al fulminar a Lopetegui. El excentral tiene contrato con el Sevilla como ayudante de su director deportivo, Joaquín Caparrós (precisamente uno de los técnicos que en su día estuvo en las quinielas para sustituir a Del Bosque). Rubiales pidió personalmente a Pepe Castro, presidente del club hispalense, que le cediera temporalmente a Marchena para ayudar a salir de la comprometida situación que vivía la selección en Rusia. Una incorporación no acordada con el Sevilla estaría fuera de lugar. En las reuniones para resolver el embrollo de fechas de la Supercopa podrían abordar el tema.

Más sencillo sería el desembarque de Molina, el que fuera portero entre otros del Atlético de Madrid y de la selección (donde también jugó unos minutos como interior contra Noruega por decisión de Javier Clemente). El exguardameta fue entrenador en las categorías inferiores del Villarreal y el Getafe antes de dirigir en Hong Kong, India (donde ganó la Superliga con el Atlético de Kolkata) y, la pasada temporada, en la segunda división mexicana.

La decisión no se puede dilatar en exceso, puesto que en dos meses España debutará en la nueva Liga de las Naciones, una de las vías que darán acceso a la Eurocopa del 2020, y lo hará contra dos semifinalistas del Mundial: Inglaterra (8 de septiembre) y Croacia (11). Roberto Martínez, el actual seleccionador de Bélgica, es el único nombre que se ha añadido en los últimos días a los que suenan desde que la Roja se despidió del Mundial en el Luzhniki: Michel, Luis Enrique y Quique Sánchez Flores.