Si se sale a la calle en España y se pregunta a algún futbolero por jugadores rusos de la época moderna siempre aparecerán dos tipos en sus respuestas. Dos astros carismáticos de la misma generación que vivieron sus mejores momentos en la Liga. Alexander Mostovoi (San Petersburgo, 1968) y Valery Karpin (Narva, Estonia, 1969) están siguiendo con interés el Mundial de Rusia, orgullosos de la buena organización y la ausencia de conflictos. Nada mejor que su mirada para analizar el duelo de mañana entre España y Rusia en Moscú.

Nacido en la antigua Leningrado, Mostovoi vivió la caída de la URSS en el Spartak de Moscú antes de emigrar al Benfica. Llegó al Celta en 1996, previo paso por Francia, y se convirtió en un ídolo en Vigo. Cerró su carrera en el Alavés, en el que solo jugó un partido. Ahora vive a caballo entre Marbella, Vigo y Moscú. En la ciudad andaluza juega su hijo Sacha, en Galicia sigue siendo una eminencia y en la capital rusa es la figura mediática del canal Match TV. Allí comenta cada noche todos los detalles de la jornada del torneo.

«Se están diciendo muchas cosas pero yo veo a España como siempre. Muy bien. El problema es que otros equipos juegan con 11 tíos atrás. Me molesta que se diga que los que defienden juegan bien y los que atacan pero no meten goles lo hacen mal», reflexiona Mostovoi, siempre contundente en los comentarios. La diplomacia nunca fue la mejor virtud del zar, que no llegó más lejos por su complicado carácter. Coleccionó polémicas.

A punto de cumplir los 50 mantiene su clásica. En la selección jugó 50 partidos (10 goles), incluido el Mundial de EEUU-94. El del 2002 se lo perdió por lesión. El antiguo mediapunta considera a España favorita una vez superado el cisma por el despido de Lopetegui. «Ya nadie habla de eso. Hierro es un líder. Jugó 25 años a fútbol en España y en el Madrid. ¡Y cómo lo hacía!», recuerda Mostovoi, que solo ve una carencia en ‘la Roja’: el gol. «Con Fernando Torres y David Villa era otra cosa. Iago Aspas es genial, me encantaría que jugara más», dice sobre el céltico, por el que siente especial admiración. Los colores del club celeste siempre estarán en su corazón.

El exjugador destaca la tremenda motivación del anfitrión. «Será impresionante ver el Luzhniki con 70.000 espectadores apoyando a Rusia. Veo al 50% el partido», apunta el zar, un fan del hockey sobre hielo que formó parte del equipo campeón del Europeo sub-21 contra la Yugoslavia de Prosinecki, Boban, Suker y Mijatovic. «La caída de la URSS desmoronó todo. Con el Spartak le ganamos al Nápoles de Maradona. El único que era mejor que yo».

Presión para ‘la Roja’

De aquella hornada también formaba parte Karpin, menos talentoso que Mostovoi pero más constante y eficiente. Siempre se respetaron, coincidieron en el Spartak y cinco años en Balaídos, pero no eran excelentes amigos. El estonio se decantó por la selección rusa, con la que jugó 73 partidos (17 goles) y dos mundiales, en los que no pasó de la primera fase.

El antiguo centrocampista, que también jugó en el Valencia y la Real Sociedad, dirige ahora al Rostov de la Liga rusa, que está haciendo la pretemporada en Austria. «España sigue siendo una gran selección. Cualquiera no le mete tres goles a Portugal. Saben a lo que juegan, pero pueden sufrir a balón parado. La presión es para los españoles, para los rusos sería casi un milagro pasar», apunta Karpin, satisfecho por el éxito del torneo. Hubo muchos temores por la seguridad pero de momento no se han producido incidentes.

«Me encanta ver los estadios llenos. Los favoritos están sufriendo mucho y el VAR está funcionando bien», agrega el exjugador. Brasil es su primera candidata al título, junto a España y Bélgica. El estonio inició su carrera en los banquillos en el Spartak (2009), sustituyendo a Michael Laudrup. También tuvo una breve paso por el Mallorca, en el que dirigió a Marco Asensio.