De pronto, el fútbol enloqueció y España, en su peor partido, venció a Chile (2-0) y se ganó el billete para los octavos de final, donde el martes en Ciudad del Cabo se medirá a Portugal. Enloqueció el fútbol porque el juego de la selección no estuvo a la altura de su honor, pero gozó de lo que no había tenido en el Mundial: una contundencia abrumadora. Ahora, es España contra Cristiano Ronaldo.

Dos remates, dos goles. Lo nunca visto en Suráfrica. Uno de Villa, maravilloso gol el suyo, y otro de Iniesta, preciso y quirúrgico disparo el de Andrés, para ganar a Chile y demostrar que no existe lógica alguna. Ganó España y, curiosamente, también ganó Chile. El empate entre Honduras y Suiza, en una prueba de que la miseria defensiva y la racanería se pagan, completó el paisaje final del grupo. España, que ha ido de más a menos, acabó primera --se evita al Brasil de Dunga, una roca-- y se garantiza, en caso de eliminar a Portugal un camino despejado (en cuartos podría encontrarse con Paraguay o Japón) antes de la semana decisiva.

A LO LEJOS, MESSI Primero Ronaldo y a lo lejos se avista la figura letal de Messi en caso de que España fuera derribando todos los obstáculos que se cruzarán en su camino y que Argentina no cometa ningún error, primero ante México, y después ante el ganador del Alemania-Inglaterra. Pero eso son las cuentas de la lechera tras un partido que dejó tantísima angustia --Chile desfiguró a la selección en una media hora vertiginosa-- como esperanza. Deseando La Roja, vestida ayer de azul, que el sufrimiento de la primera fase sirva realmente para algo. Anoche, en Pretoria, España descubrió su peor rostro, ese que creía tener ya definitivamente perdido. Ni la derrota ante Suiza había dejado tan malparado al campeón de Europa.

Bielsa lo puede tener todo controlado, menos el azar. En una jugada digna del Liverpool, Xabi Alonso robó la pelota en campo español y lanzó en profundidad para la bella cabalgada de Torres. El Niño no llegó, Bravo, el meta chileno de la Real Sociedad, despejó, aunque más que un rechace fue una asistencia a Villa. El terror se apoderó de Bielsa cuando vio volar el balón, golpeado con una precisión exquisita, durante casi más de 40 metros. Guiado por un mando a distancia, el que tiene Villa escondido en su bota izquierda, acabó en la red chilena.

GRAVE ERROR Bielsa no contó con el factor humano. Bielsa no creyó que Bravo fuera tan generoso en su despeje ni que el fútbol, eléctrico, ambicioso y endiablado de Chile, pero sin la pausa necesaria y con una agresividad desmedida, no tuviera una justa recompensa. A los 40 minutos, la selección que había hecho irreconocible a España perdía por 0-2 y tenía un hombre menos. Con dos goles culés. Con ese de Villa que hace que su precio (40 millones de euros) sea hoy más barato que ayer y, sin duda, mucho menos que mañana y con la redención de Iniesta, a quien el fútbol le debía una noche así de grande.

QUEIROZ-DEL BOSQUE En los octavos de final están lo que tienen que estar. No hay hueco para la Italia decadente ni la impostora Francia, y se confirma que Africa (solamente Ghana sigue) es una potencia que no se levanta nunca de la cama, mientras que los mercados emergentes de EEUU y de Asia (Japón y Corea del Sur) se han colado entre las 16 mejores.

Tan enloquecido está el fútbol que un partido que empezó a mil por hora acabó a cámara lenta: el 2-1 era bueno para los dos. El martes se librará otro singular duelo. Del Bosque, el anticuado Del Bosque para Florentino Pérez, que lo echó del Madrid en el 2003, para dar paso a la modernidad de Queiroz. En Ciudad del Cabo, España juega contra Cristiano Ronaldo y contra su historia.