ALEMANIA - 4: Neuer; Phillip Lahm, Friedrich, Per Mertesacker, Boateng; Khedira, Schweinsteiger, Müller (Trochowski, m.72); Ozil (Kiessling, m.83); Podolski, Klose (Mario Gómez, m.72).

INGLATERRA - 1: James; Johnson, Upson, Terry, Cole; Milner (Cole, m.63), Gerrard, Lampard, Barry; Rooney y Defoe (Heskey, m.72).

GOLES: 1-0, m.20: Klose. 2-0, m.32: Podolski. 2-1, m.37: Upson. 3-1, m.67: Müller. 4-1, m.70: Müller.

ARBITRO: Jorge Larrionda (Uruguay). Tarjetas amarillas a Friedrich, por Alemania, y a Johnson por Inglaterra.

Del maravilloso partido entre Inglaterra y Alemania se hablará más de los árbitros que de la emoción y la intensidad que deparó el juego. El colegiado uruguayo Jorge Larrionda y el linier Mauricio Espinosa no entrarán en la historia como los mejores amigos de los ingleses. Dejaron sin premio un gol de Lampard, que traspasó la línea por medio metro, justo lo contrario que hizo el linier azerbayano Tofik Bakhramov en 1966, cuando dio validez al gol de Hurst que no entró. Ayer el regalo fue para los germanos, justos vencedores de una bella batalla.

Alemania, famosa a lo largo de su historia por virtudes como la eficacia, la fuerza y el poderío físico, ha dado un giro abismal. De la mano de Joachim Low, apuesta por el fútbol fresco, con combinaciones constantes, sin rifar nunca el balón. Quien lo dude, que repase el video de ayer. Da gusto ver jugar a los germanos, que ofrecieron dos caras distintas: en la primera parte dieron un lección de control y llegadas hilvanadas con pelota al pie; en la segunda aniquilaron a su rival con dos contragolpes preciosos y precisos que dejaron a Fabio Capello al borde del suicidio. No debe ser fácil para un ganador por excelencia aguantar una humillación así.

DE NEUER A KLOSE No sorprendió la disposición inicial de las dos potencias, que protagonizaron el mejor pulso del Mundial, un carrusel de emociones fantástico. La vieja Inglaterra empezó agazapada, cediendo el balón a la nueva Alemania, que no rehuyó la iniciativa. Ozil ya estuvo a punto de batir a James, el meta de casi 40 años que ejemplifica a la perfección el declive de los pross. El disparo del exquisito mediapunta de origen turco acabó en el pie de Calamity .

Inglaterra estaba desaparecida. No veía el esférico ni por casualidad, como demostró en la jugada del primer gol, en la que un saque de puerta del meta Neuer acabó tranquilamente en las botas de Klose, que batió a James. Noventa y nueve metros recorrió el balón ante la pasividad de Terry y la torpeza de Upson, los dos centrales ingleses, que dejaron escapar al tanque germano. El ariete del Bayern suma 12 tantos en los mundiales, los mismos que Pelé, y ya tiene en el punto de mira al brasileño Ronaldo, que consiguió 15.

Con Rooney obcecado y probando suerte desde la lejanía, en plan Cristiano Ronaldo, Alemania seguía manejando el balón con comodidad. Klose desperdició una ocasión clara (m. 31) y en la siguiente jugada llegó el 2-0 tras una grandísima combinación entre Klose, Müller y Podolski, que resolvió el delantero del Colonia con un zurdazo. ¿Dónde estaba Terry? Desaparecido en combate. Tardará en olvidar su actuación.

Puede que en Alemania acaben haciendo un monumento en Berlín a Kevin Prince Boateng, el centrocampista ghanés que destrozó el tobillo de Ballack. Sin el capitán, la selección juega más liberada, más fresca. Schweinsteiger es el jefe, Ozil pone el arte y Müller es un manantial de buen juego.

LA POLEMICA El duelo parecía encaminado a un paseo teutón, pero Inglaterra tenía algo que decir. Upson recortó distancias de cabeza (m. 37) y Lampard empató (m. 38) con un gol que jamás aparecerá computado en los libros. Dicen que el fútbol es así, pero los inventores del balompié no olvidarán esa ofensa. Sonrieron en 1966, lloraron 44 años después.

Tras el descanso, Lampard estrelló en el larguero una falta desde 34 metros. Inglaterra se liberó durante 20 minutos del corsé de Capello y soñó con el éxito, pero la fortuna estaba del lado alemán. Los hombres de Low frenaron cualquier atisbo de reacción con dos magníficos contragolpes culminados por Müller (m. 67 y 70). Alemania ya está cuartos, una cita a la que no falta desde 1954.