Las concentraciones largas son peligrosas. Es peor y corre más riesgos de lesionarse un jugador aburrido que uno que físicamente no está del todo bien". El preparador físico de la selección española, Javier Miñano, tiene que hacer también de psicólogo, para buscar el mejor rendimiento de un equipo como el español, acostumbrado a ganar, al que la tensión que genera un mal resultado puede traerle peores consecuencias que la fatiga física propiamente dicha.

Pasado el susto, Miñano no ve sensación de agotamiento por tantos días de concentración. Todo lo contrario, de acuerdo con el seleccionador, ha tenido que recortar a menudo los entrenamientos porque la entrega de los jugadores es superior a la que cabía pensar. "La intensidad no parece la propia de un final de temporada", afirma, aunque admite que las condiciones metereológicas del invierno surafricano acompañan para que el futbolista se meta sin problemas en el trabajo diario.

La sensación de desgaste que transmitió el equipo en los partidos contra Suiza y Honduras se debió más, según Miñano, a la influencia de la angustia y la ansiedad que al propio cansancio. "La selección no está cansada y supo mantener la confianza", asegura para resaltar después que un grupo que sólo ha perdido dos partidos en dos años "ha demostrado también que sabe perder, ha sabido encarar la derrota y ha sabido lo que tenía que hacer en los días siguientes, que era trabajar más duramente y estar los suficientemente tranquilos para que no mermase la confianza. Para ello era necesario aislarse de lo que les rodea y de lo que estaba hablando".

DOSIFICACION Está muy satisfecho, por otro lado, de la respuesta a la planificación del trabajo atendiendo sobre todo a la dosificación del entrenamiento particular en aras de la precaución, principal factor a considerar tras una temporada tan cargada. "Lo normal es que haya problemas musculares porque el desgaste es evidente. Estudiamos lo cuatro últimos mundiales y comprobamos el alto índice lesional que se produce en estos torneos. Cuadriplica a lo que se ve en una liga normal. Así, decidimos atender a la individualidad del jugador, al estado de forma de cada uno y, en la medida de lo posible, dosificar la carga de trabajo", comenta Miñano, que incide, más a menos aliviado, en que los problemas físicos hasta ahora han sido consecuencia de golpes. Caso de Iniesta ante Suiza, de Alonso con Chile y de Albiol en un choque con Llorente.

Miñano no tiene problemas en admitir las dudas que había en torno a la recuperación a tiempo de los que llegaron tocados el 24 de mayo. "En el caso de Iniesta, había terminado bien y no atisbábamos ese decaimiento que vino después. Tener a todos disponibles para el primer partido fue muy satisfactorio. Podíamos haber tenido más problemas con la evolución de Cesc y Torres. En el caso de Andrés, cara al último partido teníamos más dudas porque no había entrenado con la intensidad suficiente para que lo tuviéramos claro del todo. Se le preguntó desde los servicios médicos, tenía tal seguridad y nos hacía estar tan tranquilos de que se encontraba en perfecto estado que para nosotros no era un riesgo. En ningún caso se le va a forzar a ningún jugador", explica el preparador físico, convencido de que el equipo llega a punto para rendir al máximo en octavos "y lo que pueda venir después".