Después de un fin de semana muy convulso y lleno de tensión, ayer se intentó recuperar la normalidad en la selección francesa. Pero es imposible. Los jugadores, al menos, se entrenaron, lo que sería algo totalmente lógico si no fuera por la huelga que agitó al país el domingo. Ese desplante propició la intervención del Gobierno, empezando por Nicolas Sarkozy. La expulsión de Anelka se ha convertido en una cuestión de Estado.

La plantilla desconvocó ayer por la mañana el plante y preparó el decisivo choque ante Suráfrica. A Francia, que va perdiendo patrocinadores por el escándalo, solo le vale la victoria y si es por goleada, mejor --el anfitrión está en la misma situación--, pero sabe que un empate entre México y Uruguay clasificaría automáticamente a las dos selecciones americanas.

Mientras Anelka ya está en Londres después de ser expulsado de la concentración por insultar gravemente a Raymond Domenech, los jugadores regresaron al trabajo por la mañana. Eso sí, faltaba por intervenir el ser supremo, Zinedine Zidane, que se encargó de comentar la jugada. "No estoy de acuerdo con la decisión que tomó la plantilla. Francia debe ser recordada por ganar la Copa del Mundo, no porque los jugadores dejaron de entrenarse".

RESPETO A DOMENECH A Zidane también le interesa saber quién pudo ser el chivato que filtró las palabras de Anelka, pero él prefiere mantenerse al margen. "No sé quién pudo ser el traidor y seguro que los jugadores tampoco", dijo el exjugador del Madrid. "Los que me conocen saben que cuando fui futbolista jamás opiné sobre la formación del equipo. Nunca he tenido problemas con Domenech.

Siempre le he respetado".

En un ambiente muy tenso, ayer intervino la ministra de Sanidad y Deportes, Roselyne Bachelot. "Lanzo un llamamiento a la responsabilidad y dignidad de los miembros de la selección", manifestó la dirigente, que avanzó una amplia investigación en cuanto los bleus vuelvan a París. "Espero que sea lo más tarde posible", añadió. Eso dependerá del duelo de esta tarde en Bloemfontein y de lo que pase en Rustemburgo entre mexicanos y uruguayos. El secretario nacional del Partido Comunista, Pierre Laurent, se indignó por "la quiebra general" de la selección, "a mil leguas de los valores del fútbol, a mil leguas de lo que se espera en términos de solidaridad de unos y otros".

Si Francia cae eliminada, Henry podría jugar su último partido con los bleus.