Thierry Henry lamentó ayer haber sido "apartado" del equipo titular de Francia en el Mundial. El delantero del Barça admitió que se ha sentido "herido en el orgullo" y que al ser arrinconado por el entrenador, Raymond Domenech, no pudo ejercer el papel de "hermano mayor" del grupo.

Esta, junto al mal juego del equipo, fue su explicación del "fiasco" de la selección. Sobre los insultos de Nicolas Anelka al entrenador, afirmó que lo que oyó en el vestuario no se corresponde con las palabras publicadas en la prensa y que motivaron la expulsión del jugador del Chelsea.

También rechazó que se hubieran producido "peleas" en el equipo ni "presiones" a la hora de decidir no entrenarse en solidaridad con Anelka. Según su versión, el equipo estaba unido y no hubo discriminación hacia Gourcuff, al que se consideró víctima de la ley impuesta por el grupo dominante.

Henry se mostró prudente y esquivo en la entrevista. Sobre su encuentro, el jueves, con el presidente Nicolas Sarkozy, se limitó a decir que fue "muy bien". Unico miembro de la generación de Zinedine Zidane que ha continuado hasta ahora en la selección, consideró que en la actualidad hay "una pérdida de respeto hacia los mayores". El delantero azulgrana también pidió a los galos que sigan apoyando a la selección.