Ha sabido aislarse de la presión mediática sobre su vida personal para seguir siendo el líder de la selección española dentro y fuera del campo. Iker Casillas (Madrid, 1981) quiere ahora escribir, junto con sus compañeros, la página más brillante en la historia del fútbol español.

--¿Qué se siente al capitanear a un equipo como este?

--Es un orgullo ser capitán de esta selección, eso es lo principal. Poder estar aquí y disfrutar de estos momentos es algo indescriptible. Ahora lo que queremos es seguir formando parte de la historia del fútbol español con el título mundial en las manos.

--¿Sintieron pena o rabia cuando la gente pareció dejar de confiar tras la derrota ante Suiza?

--Sentimos pena por la forma de caer. España ha sido fiel a su estilo desde hace años y te queda un poco una sensación de vacío, pero es que hemos perdido un partido al año desde que nos proclamamos campeones de Europa. Quizá tuviéramos algunos nervios más de los habituales y ansiedad ante los partidos contra Honduras y Chile, en los que solo nos valía ganar para poder pasar. Por suerte los ganamos y pasamos primeros de grupo. Se hizo justicia y, siendo prudentes y con calma, cumplimos el objetivo.

--Y contra Alemania el equipo rompió a jugar y a parecerse por fin a sí mismo.

--El problema que hemos tenido es que hemos jugado contra equipos en teoría inferiores que lo único que hacían era intentar que España no pudiera jugar su fútbol. También tuvieron su mérito por neutralizarnos en muchas fases, pero cuando juegas contra un rival que más o menos te deja jugar y manejar la pelota como la maneja España, al final tarde o temprano consigues el objetivo de jugar a tu manera.

--Holanda no está en la final por casualidad.

--Ninguno de los dos estamos ahí por casualidad. Quizá las dos selecciones hemos llegado de una forma con la que a lo mejor la gente no contaba. Es posible que Holanda estuviera de entrada entre las favoritas para estar en la final y España es probable que dejase de contar después de las dudas iniciales. Creo que será un partido bonito, una final apasionante.

--¿Le llama la atención encontrarse a Sneijder y Robben a un nivel tan extraordinario tras salir del Madrid por la puerta falsa?

--La temporada que han llevado con sus equipos ha sido magnífica y la han prolongado hasta aquí. Hablar ahora del pasado no tiene mucho sentido. Dejaron de ser mis compañeros hace un año después de demostrar que eran unos futbolistas extraordinarios, pero no estoy para valorar esas cosas. Les deseo que sigan consiguiendo éxitos con sus equipos. Para este partido, desde luego que no.

--¿Espera no tener que tener que intervenir de forma tan decisiva como en los últimos partidos?

--No lo sé. No me gusta vaticinar estas cosas. Sí espero que España tenga su identidad, que siga jugando como hasta ahora y, si tiene que morir, que muera con sus ideas.

--¿No tiene la sensación de estar en una nube? Hace dos años la Eurocopa y ahora en la final el Mundial.

--No es fácil, es verdad. Estamos sin duda en el mejor momento del fútbol español. Es una suerte y se lo digo a los que acaban de llegar, a Navas, a Pedro... Llevo aquí diez años y vivir esto es algo maravilloso.

--¿Se divierte con tanto compañero del Barça?

--Ya nos conocemos desde hace mucho tiempo. El Barcelona aporta unos futbolistas impresionantes y Vicente está siendo muy listo porque intenta que los futbolistas jueguen más o menos como se manejan en sus equipos. Tenemos mucho del Barça, pero también del Valencia y, bueno, cosas del Madrid. Es verdad que la selección tiene un sello mucho mayor del Barça, pero al fin y al cabo lo que queríamos era que esto fuese un equipo. Por encima de la procedencia, en la selección se ha formado un grupo, ahora somos un equipo. Antes, por lo que sea, no encajaban bien las piezas. Del primero al último, todos somos igual de importantes. No ha habido ni un roce en casi 50 días de concentración. Eso dice mucho del grupo que formamos.

--Hasta Johan Cruyff quiere que gane España.

--Todo tiene ramificaciones de un lado a otro. Cruyff-Guardiola, Guardiola-Barça, Barça-selección. Se agradece que gente como él piense que España se merece ganar. No va a ser nada fácil.

--¿Es consciente de que, con Mourinho, el Madrid va a volver a tomar un rumbo muy distinto al del Barça y la selección?

--Es un tema que ahora mismo no me preocupa en absoluto. Del Madrid ya nos preocuparemos en agosto. Ahora hay que centrarse en lo que tenemos aquí, que es lo verdaderamente importante.

--Usted no ha dejado de reconocer a Luis los méritos que merece ni de relativizar sus críticas.

--Vicente ha mantenido lo que había y ha dado sus pinceladas, su toque. En cuanto a las supuestas críticas, no lo pienso yo solo, lo piensan todos los que trabajaron con él. Se ha ganado el derecho a opinar lo que quiera, siempre con respeto, como ha hecho. Le tenemos un gran aprecio y sabe que aquí tiene un bloque que siempre le arropará. Como él a nosotros.

--Ha sabido mantener el tipo, pese a las circunstancias personales que le ha tocado vivir por su relación con una periodista.

--Estoy en el punto de mira para unas cosas y otras. Que cada uno piense lo que ha dicho y ha dejado de decir. No me sorprende nada. Bueno, sí, que se trate de vender la vida de los demás, de gente como yo, que no me dedico a hablar de mi vida personal ni a venderla. Me molesta que la prensa deportiva pueda valorarme por otras cosas que no sean mis aciertos o errores en el campo. Entiendo la crítica, buena o mala, siempre que sea con respeto. Me enseñaron que lo último que se puede perder es el respeto. Solo pido lo mismo para mí.