No es ninguna pose. La selección española es un grupo de amigos, un colectivo de jóvenes unidos, además de por el gusto por el buen fútbol, por un caudal de sinergias positivas en todo lo relacionado con la convivencia diaria. Hace tiempo que quedaron desterrados elementos extraños que un día sí y otro también empañaban la cohabitación y entorpecían el trabajo diario. Ahora, sin diferencias entre estrellas y recién llegados. Todos, desde Casillas hasta Pedro, pasando por el seleccionados no tienen reparo en resaltar el buen ambiente que se vive en cada concentración como otra de las claves de un éxito que buscan prolongar en este Mundial.

Todo el mundo acepta el papel que le toca desempeñar sin el más mínimo gesto de contrariedad, convencido de que el bien del equipo está por encima de los intereses particulares. Y ninguno de los jugadores tiene que esforzarse por aparentar lo que no es. El triunfo en la pasada Eurocopa fue también el triunfo de la vía del compañerismo, de la solidaridad y de la comprensión. Algo lógico en un verdadero grupo de amigos.

Cohesión total

Ayer le tocó a Cesc Fábregas el turno de recordar la lealtad y camaradería que, más allá de las bromas y los gestos de complicidad, imperan en la vida diaria de La Roja. Vicente del Bosque tiene motivos para estar satisfecho también de la actitud de los futbolistas, entre los que no ha dejado de sembrar ingredientes para el buen entendimiento.

Lo de Fábregas vino a propósito de su resignación, una vez más, a partir como suplente. "Me da igual ser titular y líder en mi club. Aquí vengo a aprender de unos grandes compañeros que son también unos grandes amigos. Para mí no cambia nada, acepto siempre las decisiones del míster. Lo hice con 19 años en Alemania, lo hago ahora con 23 y lo haré con 28", dijo el capitán del Arsenal con una firmeza extraordinaria. Lo subrrayó después de haber hablado de su alegría por poder colaborar en la construcción de un equipo de "increíble calidad" y de unos compañeros a los que no le queda más que agradecer "poder aprender de ellos".

Del Bosque debió de sentir ayer una satisfacción parecida a la que le produjeron las palabras de Víctor Valdés en su primera y única rueda de prensa hasta ahora. Fue el día que el portero del Barça tuvo las mejores palabras para Iker y Reina y desmintió su presunta mala relación con este último. El seleccionador habló de una actitud modélica e Iker pudo volver a decir aquello de que "hay buen rollo, buen ambiente, el compañerismo es todo. Cualquier chaval que llega a la selección ve que se respira alegría". Hoy los tres guardametas se juegan el aperitivo con lanzamientos de penaltis al término de cada entrenamiento.

Viene a ser una atmósfera como de "excursión de colegio". Así lo define Miguel Angel Díaz, el periodista de Radio Marca autor del libro Los secretos de La Roja . En ella ha encajado sin ningún problema el sevillista Jesús Navas, que ya había tenido dificultades para soportar largas concentraciones. Todos le han acogido con los brazos abiertos, en especial Sergio Ramos. "Después de los problemas que tuvo, ha dado un paso muy importante. El gran momento de la selección, por el ambiente y por el juego, es lo mejor para acoger a cualquier jugador joven", dice el defensa.

Y qué decir de Pedro. Piqué lo resume en tres palabras: "Está como en casa. Claro que para él todo tenía que ser más fácil teniéndonos a nosotros aquí. Pero no és sólo cosa nuestra. Este grupo es ideal".