Paraguay y Japón cruzan sus intenciones con un reto compartido: alcanzar por primera vez en sus respectivas historias el pase a los cuartos de final de un Mundial (16.00, Canal + Liga).

El conjunto guaraní, cargado de la confianza que le proporcionó la primera fase, que terminó como dominadora de su grupo, por encima de la última campeona, Italia, y sin conocer la derrota, afronta su cuarta presencia en los octavos, que anteriormente nunca ha pasado.

Excepto el centrocampista Víctor Cáceres, que debe cumplir ante el conjunto nipón el partido de suspensión por la acumulación de tarjetas, Paraguay tiene todo el equipo dispuesto.

La velocidad de su rival es la gran preocupación de los suramericanos. Japón ha dado muestras de su desparpajo y su rapidez en las transiciones.

Takeshi Okada ha ampliado los recursos de su equipo, dotado ahora de mayor autoestima. Además, ha logrado rentabilizar las cualidades de sus hombres y a base de trabajo ha exprimido las acciones a balón parado.

La fórmula le proporcionó la clasificación a Japón, que consiguió a balón parado los tres tantos que destrozaron a Dinamarca. También está a un paso de hacer historia. En su cuarta participación mundialista solo en una ocasión se encontró en una situación como la actual. Fue como anfitrión, en el Mundial que organizó junto a Corea en el 2002. Sobrepasó la primera fase. Algo que hasta entonces no había logrado nunca.

Okada mantendrá el bloque que le ha proporcionado el éxito en Suráfrica. Por eso es previsible que vuelva a dejar en el banquillo a Shunsuke Nakamura, uno de sus futbolistas con más experiencia internacional. Jugó en el Espanyol y en el Celtic.