Sin menospreciar a nadie, Xabi Alonso (Tolosa, Guipúzcoa, 1981) está convencido de que, asimilados los errores, España tiene ante sí otra oportunidad única. También de que buena parte del equilibrio del equipo depende de Busquets y él.

--El estilo ya no se cuestiona, una vez que España está en cuartos.

--Si un estilo no está respaldado por los resultados no hay debate y cuesta mentalizarte para seguir con él. Luis tuvo momentos complicados, en los que pudo cambiar alguna cosa, pero siguió con el mismo patrón y su etapa acabó siendo fantástica. Vicente ha seguido con esa filosofía, algo lógico por el equipo y el perfil de jugadores con que ha seguido contando. El estilo está asimilado, pero hay que ser versátiles y saber leer el momento. Igual un partido te pide cambiar algunas cosas, adaptarte al momento, al rival, sin renunciar a tu estilo. No creo que eso sea traicionarse a uno mismo, sino ser inteligentes.

--Se llegó a dudar hasta de Xavi Hernández.

--Es ridículo hacerlo. Es el socio de todos. Es increíble su capacidad para asociarse, de hacer circular el balón, de girarse, de no perderlo en situaciones complicadas, de dar pases definitivos- Le veo bien, como siempre, dentro y fuera. Lo que pasa es que los equipos le conocen bien y le aprietan mucho, pero nadie tiene su capacidad para superar las situaciones límite.

--¿Uno o dos delanteros?

--Con Fernando Torres y David Villa a la izquierda no nos está yendo mal. Fernando no ha marcado aún, pero hace un gran trabajo. Y ahí está Llorente para cuando sea necesario. El tema es ocupar bien los espacios, que haya equilibrio, no hacer la guerra por nuestra cuenta. Cuanto mejor defendamos, mejor tengamos los conceptos y más equilibrio haya, mejor atacaremos.

--Las apariciones de Iniesta son capitales para el equipo.

--Nadie debe sorprenderse ya de lo que hace Andrés. Cuando está bien es espectacular. Esa facilidad, esos toques, esa verticalidad, pases definitivos... Es una maravilla.

--Usted tampoco se olvida de mirar a la portería contaria.

--No me quejo. Es distinta la posición y el estilo que tenemos en el Madrid, más vertical y no tanto de toque. Aquí Busi últimamente se queda un poco más y yo igual me tengo que pegar un poco más a él o despegarme, según las circunstancias. La labor de Busi es más lo que yo hago en el Madrid, más posicional, pero también intercambiamos los papeles cuando el juego lo demanda.

--Hay quien dice que sobra uno de los dos, que quizá el juego de la selección se resiente.

--Pues yo creo que el equilibrio del equipo depende en gran parte de lo que nosotros hacemos ahí y por supuesto de Xavi, que tiene libertad absoluta y así está descargado de obligaciones defensivas. Sergio y yo nos entendemos muy bien y tratamos de ayudar siempre a los de arriba y a los de abajo. Es un debate que está fuera, no dentro de la selección, pero es que además no es exactamente un doble pivote. Con Senna también jugábamos muchas veces así. Del Bosque no nos pide que juguemos juntos, solo que nos juntemos en la defensa. Pero en el ataque uno puede descolgarse mientras el otro tape. Que uno se acerque a Xavi.

--¿A quién le vendría mejor fichar a Cesc Fábregas, al Barça o al Madrid?

--Es tan importante y decisivo en el Arsenal que Wenger no quiere dejarle ir por nada del mundo. A cualquiera le vendría bien tenerlo en su equipo. También a la selección, aunque no esté jugando mucho. Tiene la lesión olvidada y trabaja con unas ganas enormes. Es un jugador de equipo y no hará ni dirá nada que vaya en contra de los intereses de la selección.

--España es casi tan favorita ante Paraguay como lo era con Suiza.

--Con el nombre no se gana a nadie. Tenemos que tener la máxima concentración, lo que no quiere decir que no la tuviéramos el primer día. Hemos aprendido de los errores cometidos, rectificamos a tiempo y la selección va a más en todos los aspectos. Dejamos claro que no habíamos perdido el hambre. Puede que antes de venir aquí nos recreásemos un poco recordando lo bien que lo hicimos, pero es que ahora estamos convencidos de que podemos hacer las cosas igual de bien o mejor aún que en la Eurocopa. Porque pagar ganar un Mundial hay que hacerlo todavía mejor.