Hace un par de días, cuando se supo que el joven Andrei Rublev sería su rival en cuartos de final del Abierto de Estados Unidos, alguien le preguntó a Rafael Nadal si recordaba tener 19 años y qué era lo mejor de esa juventud. “Es mejor tener 19 que 31”, decía entonces el de Manacor. “Tienes más años por delante para disfrutar el tenis, para disfrutar la vida”. Rublev posiblemente no piense lo mismo.

Este miércoles, Nadal ha arrollado a la joven promesa rusa y en una hora y 36 minutos ha logrado el 6-1, 6-2 y 6-2 que evidencian en números la abrumadora superioridad que se ha visto bajo la pista cubierta de Arthur Ashe. En la plena forma que empezó a asomar en cuarta ronda tras los tras titubeos y nervios en los tres primeros partidos en Flushing Meadows, el 15 veces ganador de Grand Slam vuelve por sexta vez a la semifinal en Nueva York. Aquí se ha coronado dos veces (2010 y 2013) pero no avanzaba hasta la penúltima ronda desde ese segundo título hace cuatro años.

“Este año ha sido emocional”, ha reconocido en la entrevista en la pista Nadal, finalista en este 2017 en el Abierto de Australia, rey por décima vez en la tierra batida de Roland Garros. “Tras años con algunos problemas en términos de lesiones, no jugando tan bien, se siente bien avanzar hasta las últimas rondas, especialmente en un momento tan avanzado de mi carrera”.

Posible encuentro con Federer

No es el único que agradece su prolongado estado de gracia. Los fans del tenis, que han visto la competición de este año en Nueva York deslucida por la ausencia por lesiones de grandes tenistas como Novak Djokovic, Andy Murray y Stan Wawrinka, tienen la opción de seguir viendo a uno de los mejores de la historia. Y acariciaban también la idea de ver, por primera vez en el último Grand Slam del año, un encuentro entre Nadal y Roger Federer.

En cinco ocasiones anteriores los dos tenistas con más títulos en la historia han estado a punto de desplegar su rivalidad en Nueva York, pero hasta ahora no ha habido ocasión. Y el suizo aún debía superar sus cuartos con Juan Martin del Potro, campeón en Nueva York en 2009, que no se había disputado al cierre de esta edición. Por eso Nadal no quería adelantarse. “Sería mucho más especial si nos encontráramos en la final”, ha dicho. “Volveremos a intentar que pase el año que viene”. Porque los 31 años de Nadal, que reconoce que siempre ha querido “ser joven” y asegura que si pudiera volver a los 19 “lo haría”, no son, de momento, el final.