Una de cal y otra de arena. Esta frase puede ser la mejor manera de resumir lo ocurrido en la reunión mantenida entre miembros del equipo de gobierno de Navalmoral y hosteleros de la localidad sobre las normas de las terrazas de verano.

Por un lado, el ayuntamiento moralo ha accedido a suspender la aplicación de la tercera norma del bando emitido por el alcalde, Rafael Mateos. En este punto se expone que el espacio público asignado para la colocación de la terraza "deberá estar perfectamente delimitado y cubierto el pavimento por una moqueta". Finalmente, tras la queja y oposición de los aproximadamente 30 hosteleros que acudieron a la reunión, el alcalde ha accedido a no exigir el uso de la moqueta, siempre y cuando la zona esté limpia y en buenas condiciones. En caso contrario, se suspenderá la concesión "por no reunir las condiciones exigidas", según una nota. Pepe D. Pascual, primer teniente de alcalde y uno de los concejales que acudió a la reunión, explicó que "se trata de una suspensión cautelar y que la norma continurá en el bando".

Por otro lado, a pesar de las discrepancias de los hosteleros moralos, el ayuntamiento no ha hecho ninguna modificación respecto al horario de cierre de las terrazas, que este año exige que se empiecen a desmontar media hora antes de establecida: una y media o dos y media, según los días. "Nos quitan media hora de trabajo. Y en verano, con el calor, la gente viene a las 11 o más tarde y a la una les tienes que decir que se vayan", reflexionaba algo molesto por la medida un hostelero. "Todos estamos en contra de eso, pero han dicho que ahí van a ser inflexibles", apuntaba otro empresario del sector.

Pascual se queda con la idea de que el ayuntamiento concilia el derecho de los empresarios a sacar rendimiento y el de los vecinos a descansar.