Casi siete meses después de su suspensión por los abusos de los usuarios, el servicio social de comidas de Navalmoral se reanudó el pasado martes.

Ahora es Cáritas, y no el ayuntamiento moralo --que se encargó del funcionamiento en su primera fase--, quien gestiona el servicio, eso sí, con ayuda municipal. De hecho, el reparto de comidas se realiza en una recién estrenada cocina que ha construido el consistorio en el antiguo colegio de las monjas con fondos del Plan E. En concreto, el nuevo edificio ha costado más de 27.000 euros.

Además de la cesión de este espacio a través de un convenio que finaliza a finales de año --pero todo indica que se prorrogará automáticamente--, el ayuntamiento también ha destinado fondos a la iniciativa social. Fuentes de Cáritas no han concretado la cantidad, aunque en un principio se destinaron 125.000 euros para esta partida.

En esta segunda etapa de funcionamiento sigue siendo el empresario talayuelano de la hostelería Pablo Estévez el encargado de preparar las raciones de comida, que se reparten de lunes a sábado de manera gratuita entre la una y la una y media del mediodía. Los sábados se reparte la ración para el domingo.

Tras los dos primeros días de funcionamiento, hay 25 personas inscritas en el servicio de comidas, mientras que las raciones que reparten alcanzan las 65.

El número de usuarios es considerablemente menor al de la anterior etapa, cuando se llegaron a repartir 160 raciones en un día. De hecho, según afirmó en su día la concejal de Bienestar, Belén Vázquez, el "abuso" de los usuarios fue lo que provocó que el ayuntamiento decicidiera suspender este servicio social, la razón de que recurriera para prestarlo a Cáritas, una institución benéfica que consideran conoce mejor la realidad de las familias más necesitadas de Navalmoral.